viernes, 28 de septiembre de 2012

Curso de Liderazgo en general



Liderazgo: la Actividad del Trabajo Adaptativo
El Liderazgo es uno de los temas más observados y a la vez uno de los menos comprendidos.
Existen varias definiciones y teorías al respecto, pero la gran mayoría, enfocadas a explicar el Liderazgo a partir de describir cómo debe ser un líder, generalmente confundiendo Autoridad con Liderazgo y viéndolo cómo la actividad de inspirar, motivar, entregar una visión y ser una guía para la organización o sistema social en el cual se esté desenvolviendo. Sin embargo, ninguna describe los riesgos y el esfuerzo que significa el ejercer Liderazgo.

Este curso tiene como objetivo, demostrar que el Liderazgo es una actividad, no una posición o una cualidad personal, la cual surge y es requerida, a partir del momento que las cosas cambian, y que por lo tanto, tanto las organizaciones como las personas, deben adaptarse a nuevos escenarios, teniendo que romper paradigmas y el status quo, cuestionándose sus
valores, hábitos y conductas.
¿Qué es el Liderazgo?
Habitualmente, las personas se preguntan si los líderes nacen o se hacen, lo que implicaría que Liderazgo, sería una característica o cualidad. Además, las personas suelen pensar que las personas con autoridad, son líderes, lo cual implicaría que el Liderazgo, además de ser una cualidad, también sería una posición.
Por otra parte, mucho se enseña de la inspiración y las virtudes del Liderazgo, pero poco se habla del esfuerzo que esto conlleva.

Así, para la primera suposición, independiente de si la respuesta es que nacen o se hacen, la verdad es que Liderazgo sería algo que “ejercer”. Y, respecto de la segunda suposición, basándonos en la primera, para que la autoridad fuera líder, tendría que tener “Liderazgo”, es decir, tendría que “ejercer” esa cualidad, o, bastaría para que a alguien lo pusieran en una posición de autoridad, para que automáticamente pasara a ser líder.

Dado lo anterior, es fácil entrar en confusiones y mal utilizar el término Liderazgo. En realidad, y como veremos a lo largo de este curso, Liderazgo no es ni una cualidad, ni una posición, es una ACTIVIDAD. Es la actividad de movilizar a las personas en escenarios de incertidumbre, para que enfrenten problemas difíciles y generen el cambio que la organización (o cualquier sistema social) necesite, haciendo que las personas se hagan parte del problema, y responsables de la solución.

Como podemos ver, Liderazgo es una actividad difícil y riesgosa, pues se desarrolla en escenarios de incertidumbre, donde todos los involucrados se verán enfrentados a problemas difíciles, lo cual provocará que siempre se generen resistencias grupales o individuales, ya que las personas tendrán que cuestionar sus hábitos, conductas y hasta sus valores personales, en pos de lograr el cambio que la organización necesite para seguir adelante. En este sentido, es riesgoso también, porque es muy probable que las personas se pongan en nuestra contra, con tal de mantener su actual situación de comodidad (status quo), poniendo en tela de juicio nuestra “invitación” al cambio.
En este sentido, Liderazgo es la actividad y el proceso de lograr la adaptación de las personas en escenarios de incertidumbre.

Y por escenarios de incertidumbre, se entienden aquellas situaciones, en las cuales las personas al verse enfrentadas a un nuevo problema, no los logran resolver con la lista o repertorio habitual de soluciones conocidas que la organización y las personas manejan y aplican.
De este modo, cuando no se tiene una solución o respuesta específica a un nuevo problema, es cuando se requiere de la creatividad de todos los involucrados. Se requiere de aprendizaje y de cambiar el actual comportamiento.

Es en este punto donde las personas, basándose en la descripción habitual de líder, esperan que la autoridad o el “líder” de turno, les de las respuestas fáciles a estos problemas adaptativos, y les de la dirección y la protección que de ella esperan. Sin embargo, si el escenario es nuevo, y las soluciones no son conocidas, ¿por qué quien está como “líder” tendría que tener las respuestas, siendo que éste, es un mero ser humano más? Además, si finalmente el “líder” decidiera hacerse cargo de todo por su cuenta, ¿cómo lograría entonces que las personas cambiaran su comportamiento, conductas, hábitos y valores? ¿Lograría así, que las personas se hicieran parte del problema y responsables de la solución?
En este sentido, quien decide ejercer Liderazgo, no siempre sabe hacia dónde quiere que las personas se movilicen; lo que sí sabe, es que existe un problema del cual hay que salir, y la única manera de hacerlo, es enfrentándolo.
El ejercicio simple de agrupar a las personas en torno a la visión que proporciona el líder “habitual”, las priva del trabajo que ellas deben hacer. En ese caso, el Liderazgo se convierte allí en una suerte de guía, en la cual los demás descansan y de la cual las personas se hacen dependientes. Es como esperar que un padre siempre resuelva los problemas a sus hijos.

Por ello, es que el rol de quien decide ejercer Liderazgo efectivo, es interpretar las señales para descubrir el camino correcto e indicárselo al resto de los individuos. Pues sólo cuando logre que se vea el problema y que los demás acepten que éste existe, recién ahí podrá ir comprometiéndolos, paulatinamente, en la necesidad de trabajar y construir juntos una solución. Si el Liderazgo consistiera en dar buenas noticias a la gente, la tarea sería fácil y muchos querrían ejercerla.

En resumen, el Liderazgo nace a raíz de la necesidad de desarrollar el trabajo adaptativo, el cual surge en escenarios de incertidumbre, donde las soluciones habituales no dan resultado, teniendo las personas y las organizaciones que buscar en conjunto, nuevas respuestas y soluciones.

Liderar es vivir peligrosamente, porque cuando usted ejerce el Liderazgo, cuando conduce a las personas a través de un cambio difícil, desafía lo que ellas más aprecian: sus hábitos cotidianos, sus herramientas, sus lealtades y su manera de pensar, quizá sin poder ofrecerles otra cosa que una posibilidad. Las personas se echan atrás cuando usted altera el equilibrio personal e institucional que ellas conocen. Y se resisten de maneras creativas e inesperadas que pueden apartarle de la escena: excluirlo, debilitarlo o eliminarlo. Ejercer liderazgo es “ir contra la corriente”.
Sin embargo, mientras el líder “habitual” está condenado a concentrar sobre sus hombros toda la responsabilidad –y en muchos casos también la tarea–, el ejercicio de liderazgo “efectivo” involucra a todo el equipo y los hace responsables individual y
colectivamente.

Problemas Técnicos versus Problemas Adaptativos
Como se indicaba el Liderazgo surge como la actividad de desarrollar el Trabajo Adaptativo, el cual se requiere para encontrar soluciones a problemas difíciles que no se resuelven con el repertorio de soluciones conocidas, sino que con la adaptación de las personas a la nueva realidad.

El Liderazgo sería un desafío seguro si nuestras organizaciones y comunidades solamente afrontaran problemas para los cuales ya se conocen las soluciones.
Por una parte, cada día, las personas afrontan problemas para los cuales en realidad poseen los conocimientos y los procedimientos necesarios. A estos problemas se les llama “Problemas Técnicos”.

Pero por otra parte, hay una gran cantidad de problemas que no dependen de la destreza de la autoridad ni de los procedimientos operativos. No los puede resolver alguien que da las respuestas desde arriba. A estos desafíos se les llama “Problemas Adaptativos”, porque requieren de creatividad, experimentos, nuevos descubrimientos y adaptaciones desde varios ángulos dentro de una organización o en la comunidad.

Veamos un ejemplo práctico.

Supongamos que un esposo enamorado, como regalo de aniversario de matrimonio, le regala a su señora un auto nuevo, reemplazando el antiguo que tenía por más de 10 años. La gran diferencia, aparte de ser nuevo, es que este último era mecánico, a diferencia del antiguo que era automático. A los dos meses, el nuevo vehículo tiene una falla en el embrague.
Lo lógico es ir donde una “autoridad” en la materia que le de una solución técnica a este problema, es decir, acudir donde un mecánico. El mecánico, al lidiar todo el tiempo con este tipo de problemas, da una respuesta y solución rápida. Esto, es una solución técnica a un problema técnico...¡perfecto!

Resulta que a los dos meses, el auto vuelve a tener la misma falla, por lo que se repite el proceso para solucionar el problema. Posteriormente, a los 3 meses siguientes, vuelve a acontecer el mismo inconveniente. El marido, molesto, va por tercera vez al mecánico, culpándolo por el mal desempeño de su trabajo.
El mecánico, no admite el reparo que han tenido con su servicio, y luego de chequear el auto por tercera vez, encuentra el mismo problema. Ante esto, el perito le hace la siguiente pregunta al ofuscado hombre: “¿Qué experiencia tiene la señora manejando autos mecánicos? ¿No será que ella requiere de clases de manejo en primer lugar?
Efectivamente, la señora siempre había manejado vehículos automáticos, por lo que no sabía utilizar bien el embrague. Esto es un problema adaptativo, ya que la mujer requiere aprender una nueva forma de operar un vehículo, ya que el escenario (el auto), ya no es el mismo. De aquí, aprendemos cuatro lecciones:
  • La diferencia entre Problemas Técnicos y Problemas Adaptativos
  • Que quien ejerce Liderazgo es el mecánico, ya que al percatarse del real problema, tiene el coraje de enfrentar al cliente y hacerle ver que es su mujer quien es el verdadero problema.
  • El marido tiene la posibilidad de ejercer Liderazgo, en la medida que logre movilizar a su mujer a enfrentar el Problema de Adaptación, haciendo que ella sea parte del problema y responsable de la solución en la medida de lo que a ella le corresponde: aprender.
  • Como se puede ver, todos estamos llamados a ejercer Liderazgo.
    A continuación se presenta una tabla donde se grafican las diferencias entre Problemas Técnicos y Trabajo Adaptativo.
Problemas Técnicos vs. Desafío Adaptativo
¿Cuál es la tarea?
¿Quién hace la tarea?
Técnico
Aplicar el conocimiento vigente
Las autoridades
Adaptativo
Aprender nuevos métodos
La personas que tienen el problema
R.Heifetz & M.Linsky,"Liderazgo sin límites: manual para managers”
El mayor error que cometen quienes pretender ejercer Liderazgo, sobre todo quienes tienen algún grado de autoridad o son denominados como “líderes”, es querer resolver desafíos adaptativos por medio de soluciones técnicas. Tal como le indico a mis clientes, este error es como querer resolver un dolor de cabeza producido por un tumor cerebral, con aspirina.

En este sentido, el mayor error del “líder” ante un Problema Adaptativo, es querer ejecutar lo que sabe hacer para dar una solución a la situación, cosa que más que una respuesta conocida, requiere de adaptación. Eso, no es ejercer Liderazgo, sino un “suicidio” laboral o profesional.
Evaluación etapa 1
La educación requiere que todos los involucrados (profesores, alumnos, padres ,Gobierno, directores) se hagan cargo del problema y sean responsables de la solución, en la medida que a cada uno les corresponda, haciendo los ajustes y cambios que se requieran. Todo esto se resuelve con:

Principio del formulario
A)
Soluciones Técnicas
B)
Desafíos Adaptativos
C)
Aumentando el sueldo de los profesores
D)
Consejos de expertos
Final del formulario
Liderazgo es:

Principio del formulario
A)
Una cualidad con la que se nace
B)
Una actividad
C)
Una posición de autoridad
D)
Una manera de ver la vida
Final del formulario
¿Qué es liderazgo?

Principio del formulario
A)
Es inspirar a otros y entregar un visión de futuro
B)
Es dar dirección, protección y orden
C)
Es movilizar a las personas en escenarios de incertidumbre, haciéndolos parte del problema y responsables de la solución
D)
Es dar soluciones a los problemas que enfrenta la organización tomando el control de la situación y cubriendo de la amenaza a los seguidores
Final del formulario
Un problema técnico es:

Principio del formulario
A)
Un inconveniente a los cuales nos vemos enfrentados a diario, y que para los cuales tenemos una respuesta conocida
B)
Una falla en un sistema
C)
Un problema que debe ser resuelto por un técnico en computación
D)
Un inconveniente que puede ser resuelto solamente por un especialista .

Liderazgo y Autoridad son dos conceptos fundamentales en el comportamiento y gestión de las organizaciones. Lamentablemente, la gran mayoría los confunden, llegando incluso a tomarlos como sinónimos. Sin embargo, en la práctica es importantísimo entender su diferencia.
La Autoridad es una función o posición que se otorga a cambio de un servicio. Así como se otorga, puede ser quitada si la persona no cumple con el servicio esperado. Las funciones de este servicio son:
  • Dar dirección y sentido de propósito hacia un objetivo concreto y conocido.
  • Orientar roles, responsabilidades, estatus y posición.
  • Establecer y mantener normas que definan las alternativas de acción frente a los escenarios posibles.
  • Controlar conflictos internos y generar cohesión.
  • Dar protección al grupo de amenazas externas.
R.Heifetz, “Liderazgo sin respuestas fáciles”

Liderazgo, por el contrario, y tal como ya hemos visto, se requiere cuando se necesita cuestionar lo establecido, lograr descifrar los escenarios de incertidumbre, y entender dónde estamos y hacia dónde debemos ir, cuando el problema es desconocido y su solución requiere de la adaptación de los miembros del sistema.

La confusión entre ambos conceptos, lleva a la llamada “trampa del líder”. La trampa del líder se produce cuando por ejemplo, un grupo de personas, con tal de traspasar la responsabilidad, e incluso las tareas, denominan a otra persona como líder, con tal de que éste les solucione los problemas.
Luego, el ego o el orgullo de tener el título de “líder”, hace que éste caiga en la trampa de hacer el trabajo o las tareas que los otros deberían ejecutar o responsabilizarse.
Posteriormente, si esta persona no logra satisfacer las demandas de quienes la denominaron como “líder”, la exterminarán. Lamentablemente, esto no es lo que las organizaciones necesitan.
Luego, si asociamos los conceptos desarrollados anteriormente (Problemas Técnicos versus Adaptativos) con lo que hemos visto hasta ahora, podemos deducir que:
  • Para Problemas Técnicos, se requiere de una autoridad que diga lo que haya que hacer.
  • Para Problemas Adaptativos, se requiere de personas dispuestas a ejercer Liderazgo.
Al ser conceptos distintos, estos pueden mezclarse y producir dos alternativas:
  • Ejercer Liderazgo con autoridad.
  • Ejercer Liderazgo sin autoridad.
A continuación, se presenta una tabla comparativa entre ambas opciones, con las ventajas y desventajas de cada una:

Fuente: Centro de Liderazgo Estratégico de la U. Adolfo Ibáñez
Básicamente, el Liderazgo con Autoridad, como su nombre lo indica, es la actividad de movilizar a las personas desde una posición de autoridad. Quien tiene autoridad, por una parte, tiene la ventaja de ostentar cierto poder formal para hacer que las cosas se lleven a cabo, pero siempre corriendo el riesgo de pasar a llevar las funciones que se esperan de su cargo (Dirección, Protección y Orden).
Liderar sin autoridad, surge a partir de la iniciativa personal de alguien, dispuesto a correr el riesgo de lo que implica ejercer Liderazgo. Tiene la gran ventaja de poder desviarse de las normas establecidas al no tener un rango de autoridad formal, pero al mismo tiempo, tiene la desventaja de tener que recopilar bastante autoridad informal para lograr movilizar a las
personas.
¿Cómo ejercer Liderazgo?
Adquirir perspectiva: Súbase al balcón
“Pocas ideas prácticas son más obvias o más cruciales que la necesidad de adquirir perspectiva en medio de la acción”.
R.Heifetz & M.Linsky, "Liderazgo sin límites: manual para managers”
En las organizaciones, y comunidades en general, existe alguna tendencia dominante sin que nadie haga algún tipo de cuestionamiento al respecto. Esta realidad va de la mano con la típica frase “aquí siempre hemos hecho las cosas así”. El instinto de seguir al “rebaño” es muy fuerte, y estar en medio de él, impide ver más allá de nuestro reducido espacio de acción, sin poder contemplar lo que está ocurriendo en otras áreas, observar la conducta de otras personas, o simplemente, no verse a uno mismo de manera independiente.

Como hemos visto, ejercer Liderazgo es riesgoso debido a la incertidumbre del contexto, al temor al cambio por parte de las personas, debido a las posibles pérdidas que éste conlleva, y porque es como “nadar contra la corriente”.
En este contexto, se hace fundamental que quien decida ejercer Liderazgo, tenga una perspectiva clara de la situación, ya que si no se cuenta con los antecedentes adecuados, es imposible hacer un diagnóstico correcto, imposibilitando la ejecución de un Liderazgo “efectivo”.

Para entender mejor esto, imagine que a usted lo han contratado para producir una gran fiesta bailable, porque se le conoce como una autoridad entendida en el tema, y por lo tanto, durante el transcurso de ella, se espera que usted verifique que todo esté funcionando de acuerdo al servicio adquirido.
Si durante el transcurso de la noche, usted se enfoca sólo en controlar, dirigir y ordenar (funciones de una autoridad) desde una central de mando, no tendrá la perspectiva real de la situación o la atmósfera que se respira. Luego, si algún inconveniente se presenta, ¿cómo podrá dar respuesta a la situación sin tener una visión global del asunto?
Estando encerrado en su central, no lograría darse cuenta por ejemplo: de que si bien la música es del gusto de la concurrencia, ésta suena demasiado fuerte, haciendo que las personas bailen alejadas de los parlantes.
No se percata de las conductas de las personas dependiendo del ritmo de la música. No se percata a quienes les gusta la comida y a quienes no.
No se percata de quienes son las parejas, quienes bailaban más, o quienes lisa y llanamente no bailaban. En fin, estando concentrado en su misión de dirigir, controlar y ordenar, pierde la posibilidad de analizar la situación en la acción misma.

Para ejercer un Liderazgo efectivo, usted debería “tomar y adquirir perspectiva” para observar desde una visión general, la situación y la atmósfera de la fiesta. Esto es como si en el lugar de la fiesta, hubiese un balcón del cual poder mirar y apreciar toda la acción.
Desde el balcón, podrá ver si la gente está bailando o no, si a los invitados les falta algo o no, si el volumen de la música es el adecuado, si la gente está prefiriendo los ritmos tropicales en vez del rock, en fin, desde arriba, logra obtener un panorama más claro de la situación.

Sin embargo, quien ejerce Liderazgo, no sólo debe quedar con la visión general, sino que luego de haber visto con perspectiva la situación, ha de bajar a la acción e intentar aplicar las medidas que lleven a realizar los cambios adecuados para obtener los resultados esperados.
Entonces ejercer Liderazgo implica subir y bajar constantemente del balcón.
Adquirir una perspectiva desde el balcón significa apartarse mentalmente del baile (de la situación, del conflicto, de la reunión, etc.), aún cuando sólo sea por un instante. La única manera de obtener una visión más clara y una perspectiva global de la situación es distanciarse del conflicto. De lo contrario, es probable que perciba mal la situación y cometa errores de diagnóstico que lo conducirán a tomar decisiones equivocadas acerca de cómo y cuándo debe intervenir, como por ejemplo, querer dar respuestas técnicas, a un problema adaptativo.
Lo invito a que en la próxima reunión de trabajo que tenga, se distancie físicamente de la mesa por unos centímetros, y observe el comportamiento del resto de los participantes mientras intervienen, discuten o comentan sobre el tema o problema en cuestión. Posteriormente, con esa visión más general, intervenga con un comentario, idea o sugerencia, que ayude a mejorar o llevar al cambio necesario, luego de haber analizado la situación, el comportamiento y el estado de ánimo de los otros participantes.
Junto con subirse al balcón, vea dónde están las personas, cuáles son sus hábitos, conductas y comportamientos. Escuche la canción "más allá de la letra," "aprenda a leer entre líneas", y finalmente, observe el comportamiento de las personas que tienen autoridad, en busca de indicios: la conducta de ellos es un reflejo de cómo se podría comportar el resto de la organización ante los cambios que usted pretendiera realizar.
Aliados, enemigos y confidentes
En este curso tratamos de romper el mito del “líder heroico”, aquel que es capaz de hacerse cargo de todos los problemas y de las responsabilidades, con tal de proteger y dirigir a sus seguidores, manteniendo la paz al interior de las organizaciones.

Ya demostramos que esta actitud no es ejercer un liderazgo efectivo, todo lo contrario, es una tontera y un suicidio profesional y personal. En este sentido, quien pretende ejercer liderazgo de manera efectiva, sabe o se dará cuenta que al ser esta labor riesgosa y agotadora, no podrá hacerlo solo.

Luego, una de las formas más importantes para poder ejercer liderazgo, es establecer relaciones personales generando redes de contacto y de ayuda, que nos sirvan de apoyo.

Ya vimos la importancia de subirse al balcón. Utilizando esta habilidad, quien desea ejercer liderazgo, debe seleccionar aliados o socios estratégicos apropiados; ésos con quienes desarrollaremos la confianza necesaria para resolver los problemas en conjunto.
Los aliados, aparte de darnos apoyo y colaboración, nos permiten ganar mayor perspectiva y eficacia sobre la organización, pues tienen una visión distinta a la nuestra. Los aliados aseguran protección y crean alianzas con otras facciones, además de la nuestra. Ellos fortalecen y promueven nuestras iniciativas. Por otra parte, el contenido de nuestras ideas mejorará si valoramos sus puntos de vista, especialmente si se pueden incorporar los puntos de vista de aquellos que difieren notablemente de los nuestros. Esto es muy importante cuando usted está resolviendo un problema difícil o afrontando un conflicto de valores.
Sin embargo, encontrar a los aliados apropiados puede ser difícil, pero el esfuerzo de hacerlo vale la pena. Pero ¡ojo! con los aliados hay que pensar muy bien lo que se puede o no comunicarles. En este sentido, hay que establecer ciertos límites, pues en cualquier momento, podrían tornarse en su contra.
Ahora, si tener aliados es importante, tener buenas relaciones con la Oposición es igual o aún más importante. La oposición son aquellas facciones o grupos de personas que tienen más que perder con el cambio propuesto. Son quienes intentarán mantener el status quo y debilitar su posición con mayor ahínco.

Además, para sobrevivir y tener éxito en el ejercicio del liderazgo, usted debe trabajar tan estrechamente con sus oponentes como con sus aliados y seguidores. Casi todos nos resistimos a invertir nuestro tiempo con personas que no comparten nuestra visión o pasión. Eso es tomar el camino fácil, ignorando a nuestros oponentes y concentrándonos solamente en desarrollar coaliciones que estén a favor de nuestras ideas. Sin embargo, es totalmente necesario darse cuenta de la señal acerca de la amenaza que usted y sus ideas de cambio representan para las facciones opositoras. Estos son los indicios de la resistencia a que tendrá que enfrentar y que se agravará si no se compromete con su oposición.

El mantenerse cerca de sus oponentes también le sirve para lograr conseguir un mejor diagnóstico. Es crucial saber de qué lado están las personas, y las más difíciles de convencer son las que se puedan ver más perjudicadas por su agenda.

Ahora, más allá de estar cerca de la oposición y de generar lazos y estrategias con facciones aliadas, quien ejerce liderazgo requiere de la compañía y apoyo de Confidentes.
Los confidentes son, a diferencia de los aliados, las personas que tienen pocas, o generalmente, ninguna lealtad conflictiva. Son personas externas a su organización, que no tienen más interés que contenerlo, escucharlo y apoyarlo. Son el hombro donde poner la cabeza cuando estamos agobiados, el paño de lágrimas que seca nuestro llanto, en definitiva... personas incondicionales. Suelen ser la esposa(o), un sacerdote, un amigo (a), un familiar, o cualquier otra persona que no tenga intereses ligados a la tarea para la cual usted está ejerciendo liderazgo.
En este sentido, los confidentes pueden hacer algo que los aliados son incapaces: están dispuestos a escuchar todo lo que usted necesita decir o expresar, sin ser previamente filtrado o bien presentado. Con ellos, usted puede expresar sus emociones y palabras libremente. Como tienen la mente abierta, muchas veces están en condiciones de darle nuevas ideas. Los confidentes lo ayudan de alguna manera, a subirse al balcón, y ver juntos la situación. Con ellos usted puede desahogarse.
Devolver la responsabilidad
Recordemos el ejemplo de la mujer a la que regalaron un auto nuevo. En esa ocasión, se aclaró la diferencia entre trabajo técnico y trabajo adaptativo. Así, nos dimos cuenta que quien realmente tenía el problema, no era ni el marido, ni el mecánico, ni menos el auto, sino que la misma mujer.
Tanto la mujer como su marido, quisieron pasarle la responsabilidad al mecánico. Éste podría haberla tomado, pero inteligentemente y en una acción de liderazgo, les devolvió la responsabilidad al preguntarles si ella tenía experiencia manejando vehículos mecánicos. Obvia y claramente, el problema, y por ende la responsabilidad de adaptarse, era de ella; no del mecánico.

Quien quiera ejercer liderazgo, debe tener la capacidad de no hacerse cargo de las responsabilidades que les corresponden a los otros. Como ya vimos, la visión del “líder guerrero y heroico” que quiere resolver los problemas y darle soluciones a los demás, es un atentado tanto para el trabajo adaptativo, como para él mismo. Genera dependencia, y tarde o temprano, el problema adaptativo aparecerá una y otra vez si el líder heroico insiste en dar soluciones técnicas, por lo que su heroísmo desaparecerá cuando la gente vea que ya no les da las respuestas que esperan, pues cuando trate de resolver un problema donde la responsabilidad compete a otros, él mismo se convierte en el problema.


Luego, es clave terminar con el paternalismo. Quien no delega no fomenta la responsabilidad ni ejerce un verdadero liderazgo. Hay que tener claro que las personas, y sobre todo en la cultura latinoamericana, siempre están esperando que les digan lo que tienen que hacer. La serie “El señor de la querencia” dejó bien en manifiesto esto: los peones no hacen nada a menos que el patrón se los diga u ordene. A fin de cuentas, es más fácil cargarle la responsabilidad a quien nos dice lo que hay que hacer, pues si luego la instrucción no da el resultado esperado, la culpa será de quien la ordenó: “el jefe me dijo...”
Ejercer liderazgo efectivo y real, es ir en contra de esto. Es comenzar a delegar y a hacer que la gente se haga responsable de las tareas que a cada uno le compete. El liderazgo, más que dar soluciones, es hacer preguntas. Y la primera pregunta que debería hacer quien intenta ejercer liderazgo es “¿soy yo el llamado a actuar en esta situación?” Cuando se ve que las cosas no están bien hechas o se teme por su resultado, la tendencia es a hacerlas uno mismo. Con eso, lo único que estaremos haciendo es impedir que otros actúen, aprendan y se involucren.

Quien quiera ejercer liderazgo tendrá que saber aguantar la presión que las personas le harán sentir para que les provea de respuestas y soluciones. En ese momento, la clave está en lo que ya denominamos “devolver la responsabilidad” a las personas que les corresponde, para que asuman su cuota de responsabilidad. En silencio o mediante preguntas, deberá frustrar estas expectativas a un ritmo que las personas puedan tolerar.


Para que las preguntas tengan un efecto adecuado, éstas deben concentrar la atención en el problema y en que permitan aflorar la creatividad que los lleve a encontrar las respuestas en conjunto con los demás involucrados. Recordemos que frente a un problema adaptativo, por definición, no hay respuestas conocidas y las soluciones exigen un proceso de adaptación.


Así, devolver la responsabilidad es mucho más que delegarla. La delegación es una asignación de tareas en escenarios conocidos, dentro de un circuito de dependencia, donde el delegado no está expuesto a eventualidades o cambios. Está protegido. En cambio, al devolver la responsabilidad, la persona se ve sin autoridad a la cual recurrir. En nuestro ejemplo, la mujer se queda sin mecánico al cual recurrir, entonces ella tendrá que hacerse responsable y buscar la manera de dar solución a su problema de adaptación.
A lo largo del curso nos hemos dado cuenta que en realidad, el Liderazgo es mucho más que inspirar, motivar, proveer de una visión, de ser un guía o dar respuestas a los problemas que se nos presentan. Por el contrario, hemos demostrado que ejercer liderazgo es una tarea difícil y hasta peligrosa, que implica destinar tiempo, sentimientos y hasta en casos extremos, pagar con la propia vida.

Luego, ¿por qué correr los riesgos que ello implica? ¿Por qué no quedarnos donde estamos y evitar exponernos a tantas presiones? ¿Qué nos impulsa a dejar la comodidad y seguridad de nuestra vida para aceptar el desafío de liderar?

Las respuestas a esta gran interrogante nacen de la idea de querer “conectarse” con algo más importante que uno mismo, de conectarnos con los otros y para los otros. Esta conexión surge de nuestro sentido de propósito y de nuestro grado de compromiso.

El ejercicio del liderazgo puede darle un sentido a la vida más allá de las apuestas diarias, porque nos permite conectar con los otros de una manera significativa.
El tener un motivo en la vida, da sentido a lo que usted hace, ya sea en una empresa, en una comunidad, en un aula o en una familia. Permite asumir riesgos por una buena razón: esperamos mejorar la vida de las personas. El sentido de propósito deriva de encontrar las maneras de contribuir a la empresa globalmente, o de mejorar la calidad de vida de las personas que nos rodean.

Al conectarnos con otras personas, nos vinculamos con ellos, lo que hace que asumamos libremente compromisos con ellos. Y recalco “libremente”, pues libertad es la capacidad de adquirir compromisos de manera voluntaria, esforzándose por cumplirlos. Y esto, tiene mucho que ver con Liderazgo, pues es muchas veces cumplir con nuestros compromisos se hace una tarea “pesada” y desgastante, y en varias ocasiones, se tendrá que buscar nuevas maneras o soluciones para dar cumplimiento a nuestros compromisos. Esa es la esencia del Liderazgo.
Para graficar esto, les doy el siguiente relato entre Mitch Albom, autor de “Martes con mi viejo profesor”, y su consejero Moni Schwartz, durante el último año de vida de éste:

En un momento de la conversación Moni Schwartz pregunta retóricamente:
  • “«Mitch, ¿tú sabes qué te da satisfacción?»
  • «¿Qué?», responde Albom.
  • «Ofrecer a los otros lo que tú tienes para dar»
  • «Hablas como un boy scout», observa Albom, y esto inspira nuevamente a Moni:
  • «No me refiero al dinero Mitch. Me refiero a tu tiempo. A tu interés, a tu trayectoria. Esto no es tan difícil. Así es como empiezas a inspirar respeto, al ofrecer algo que tienes para dar. Hay muchos lugares para hacer esto. No necesitas tener un gran talento»"
Visto así, no se requiere de un puesto o de un cargo de importancia en una organización y/o empresa para ejercer liderazgo. Tan sólo se requiere de un sentido de propósito que genere un gran grado de compromiso con los otros, su empresa, la sociedad, y con usted mismo.

Luego, ¿por qué ejercer liderazgo? Porque es querer darle sentido a la vida. Porque es hacer que ésta valga la pena vivirla, a pesar de los problemas, los riesgos y de la indiferencia de otros que sólo esperan que otros les digan qué hacer y que no quieran perder su comodidad de anonimato.

Bendiciones Hno. Fco. José Martínez G