jueves, 16 de mayo de 2013

El poder de Jesucristo.



EL PODER DE JESUCRISTO.

Jesús acababa de liberar al endemoniado de Gadara, y vuelto a la otra orilla caminaba junto a la gente que ya comenzaba a agolparse en su derredor. En esos momentos se le acerca un hombre, uno de los principales de la sinagoga llamado Jairo, y le pide al Maestro que fuera a su casa, a ver a su hija que estaba muy enferma, muriendo, a lo cual Jesús accedió.

Estando de camino a la casa de Jairo, y ya en medio de una apretada multitud que le acompañaba, una mujer, que padecía desde hacía 12 años una grave enfermedad, se esforzó por alcanzarle, pues estaba convencida de que con sólo tocar Su manto, sería salva de su sufrimiento.

 Esta fe, esta profunda fe, la llevó a batallar por entre la muchedumbre para cumplir su propósito. Una vez conseguido, al instante sintió su completa sanidad. En ese preciso momento Jesús se detuvo, y dándose vuelta preguntó: -“¿ Quién me ha tocado?”. Sus discípulos le rodeaban, y con innegable tono de sorpresa a causa del tumulto, le responden preguntándole a Jesús "más bien quien NO le había tocado”, ya que la gente era tanta que le apretaban, tornando dificultoso hasta el mismo desplazamiento. Sin embargo Jesús hace una implícita y evidente diferencia entre las muchas veces que la gente le había simplemente “tocado” por el escaso espacio a causa de la muchedumbre con el específico toque de la mujer enferma... “De mi ha salido poder..” -declara Jesús- un Poder divino que no había salido hacia ninguna de las otras tantas personas que le habían tocado-empujado-apretado... ¿Qué hizo la diferencia para que un simple toque recibiera el poder del Señor? ¿Qué hizo la diferencia para que esa mujer fuera especial entre toda la demás que seguía a Jesús? La respuesta es: una Fe genuina en la autoridad y el poder del Hijo de Dios, impulsada por medio de un corazón dispuesto y sediento de Él.

Este relato, registrado en la Escritura en Marcos 5:21-34, nos invita a reflexionar acerca de nuestra propia y personal relación con Jesús, de nuestro propio caminar en la fe... Resulta tristemente frecuente comprobar que muchos creen que son "cristianos" simplemente por el hecho de hacer (obrar) determinada cosa.
Tal vez incluso supongan serlo por el hecho de asistir a una iglesia. Esto sin dudas es un error. El lugar en donde nos reunimos no nos hace cristianos, como tampoco podemos considerarnos sabios o eruditos por el mero hecho de concurrir a una universidad, o enfermos por concurrir a un hospital.
Muchas de las personas de la multitud que seguían a Jesús lo hacían seguramente por simple curiosidad. Otros lo seguían por moda o costumbre. Sin embargo, una mujer de entre esa misma multitud marcó la diferencia, la cual el Espíritu de Dios con toda sabiduría dejó registrada en la Escritura para nuestra edificación espiritual. Esa mujer fue movida por su fe en el Hijo, fe sin la cual es imposible agradar a Dios. Esto hizo la diferencia.

Mira y reflexiona acerca de tu caminar en la multitud "cristiana". ¿Sigues a Jesús meramente por curiosidad, o por costumbre, o por tradición, o por dogma, o por religión? No esperes más que pisotones. No esperes nada del Padre celestial si tu temor de Dios es sólo un mandamiento de hombres que te ha sido impuesto (Isaías 29:13)

¿Estás fundado y firme en Jesucristo, la esperanza de gloria (Colosenses 1:21-27)? ¿o sólo formas parte de un movimiento religioso que convoca a "estar cerca" del Cristo, de una multitud que religiosamente se agolpa en derredor de Su nombre, pero que a pesar de esa aparente cercanía no recibe de Su poder vivificante?

Tal como imagino que anheló la mujer que tocó Su manto, lo importante no es estar CON Cristo. Lo verdaderamente importante es estar EN Cristo. Esta circunstancia, y no otra, es la que hace la diferencia. Escrito está:

"Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí." (Gálatas 2:20)
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es.." (2 Corintios 5:17)
"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece." (Filipenses 4:13)
"Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús." (Romanos 8:1)
"Paz sea con todos vosotros los que estáis en Jesucristo. Amén." (1 Pedro 5:14)
¿Buscas a Jesús para abrazarle y ser uno con Él, con un corazón agradecido y dispuesto a reconocer tus pecados, Su sacrificio redentor, Su autoridad y Su completo Señorío sobre tu vida? Entonces hay Poder de Dios para tu vida.

Bendiciones de ios atu vida….si es tu Señor.
www.franciscojosemartinezg.blogspot.com

martes, 14 de mayo de 2013

El triunfo de los mediocres.



El triunfo de los mediocres

Quienes me conocen saben de mis credos e idearios. Por encima de éstos, creo que ha llegado la hora de ser sincero. Es, de todo punto, necesario hacer un profundo y sincero ejercicio de autocrítica, tomando, sin que sirva de precedente, la seriedad por bandera.

Asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un método  por otro, con otra batería de medidas urgentes, con una huelga general, o echándonos a la calle para protestar los unos contra los otros.

Reconocer que el principal problema de las Iglesias no son las personas, sino los pensamientos y la educación de sus líderes.

Admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un iglesia  mediocre. 

Ninguna iglesia  alcanza semejante condición de la noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente.

Hemos creado una cultura en la que los mediocres y tramposos  son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan, alguien cuya carrera política o profesional desconocemos por completo, si es que la hay. Tan solo porque son de los nuestros.

Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas. Sus excepciones, casi siempre, reducidas, nos sirven para negar la evidencia.

- Mediocre es una iglesia  donde sus habitantes pasan una promedio  de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente basura.

- Mediocre es una iglesia  que en toda la vida misma  no ha dado un solo líder  que sepa a donde va y con quien va. O que  tuviera unos mínimos conocimientos sobre ética ministerial.

- Mediocre es la iglesia de su ciudad o país  del mundo que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir, incluso, a las demás iglesias que tiene buenas ideas y trabajan aunque sean de diferente denominación.

- Mediocre es una iglesia  que ante las demandas actuales de educación no  ha reformado su sistema educativo y posiciona  a sus estudiantes a la cola del mundo  preparado eficazmente y desarrollado.

- Mediocre es una iglesia  que no tiene una sola  universidad cristiana por querer cada enseñar lo que mejor creen es lo “revelado por Dios “pero, sin embargo, se autodenominan “Apóstoles, Doctores, Súper Pastores, Capitanes de Centro, Norte y quizás del  cacareado Nuevo Avivamiento Internacional“
 
- Mediocre es una Iglesia  con una cuarta parte de su población en completa ignorancia bíblica, que sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los convences de que les faltan bases para no ser movidos de su Fe en Jesucristo y su palabra y creen ciegamente que los “conejos vuelan bajito” por que así lo dijo su Pastor.

- Mediocre es una Iglesia  donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada –cuando no robada impunemente- y la independencia sancionada.

- Mediocre es una Iglesia   en cuyas organizaciones  se encuentran dirigentes  que, en un 48 % de los casos, jamás ejercieron sus respectivas profesiones, pero que encontraron en la Iglesia  el más relevante modo de vida.

- Es Mediocre una Iglesia  que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de hijos y  jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en  donde puedan heredar de sus Papás la Iglesia que los sostendrá toda su vida y serán los  Grandes Pastores que Dios los estaba esperando,  sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan al  nuevo Ministro  que se esfuerza.

- Mediocre es una Iglesia  que ha permitido, fomentado y celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad y mezclando las modas del mundo cambiando la santidad como lo que atrae más gente y dinero a los servicios. (El que a la Iglesia sirve, que la Iglesia lo mantenga” si es con mucho dinero, mejor. 

Válganos decir si nuestra Iglesia es del tipo anterior o esta fuera de el estándar que comúnmente se ve…lo cual seria vivir bajo el modelo apostólico  y Profético.

Jesucristo dijo” que las puertas del infierno no prevalecerían contra su Iglesia”
 
¿Pero se esta haciendo realidad o simplemente se nos olvido lo que nos dijo?
La respuesta la dejo a tu elección y a tu criterio. (Juan 5:39)

Recibe Bendiciones del único y real Dios que yo conozco y sirvo.
www.franciscojosemartinezg.blogspot.com

martes, 7 de mayo de 2013

Un gran problema existe.



Un gran problema.

El maestro neurocirujano tiene trepanado el cráneo de un sujeto mientras enseña a un grupo de 6 alumnos avanzados las sutiles técnicas para abordar el cerebro humano, ninguno de ellos todavía ha tenido la oportunidad de intervenir a un paciente vivo, aunque, por supuesto, han estado presentes ya en varios procedimientos y asistido en algunos.

A media cirugía, entra al hospital por la puerta de urgencias una mujer accidentada con severo traumatismo en la cabeza, por azares del destino, el único médico disponible para atender dicho episodio es el viejo maestro, pero cómo ya lo cite, se encuentra operando a otra persona. Se ve en la disyuntiva de escoger a uno de sus 6 alumnos para que se quede a cargo de la cirugía que está en proceso para poder, con toda prontitud, destinarse a atender la urgencia. Respira profundo, hace una pausa profunda acompañada del escaneo de los ojos de cada uno de sus 6 discípulos y en 3 segundos, (que parecieran largos como el bambú), simplemente comienza a quitarse los guantes mientras dice con toda seguridad dirigiéndose a uno de ellos…. “Doctor Guzmán”, se queda usted a cargo, ustedes dos acompáñenme, los demás asistan a Guzmán, ni bien acaba de decir tal sentencia la puerta del quirófano se cierra abruptamente en su espalda dejando congelado al joven Guzmán y a sus tres asistentes, pálidos, apanicados, sorprendidos y con la cabeza abierta de un ser humano cuya vida pende de sus manos y de todo el conocimiento que hasta ese momento han acumulado.

Con seguridad el joven Guzmán encuentra una discreta voz en su propia cabeza: ¿por qué a mí?, ¡este maestro me odia… mira nada más el problema en el que me ha metido y sin previo aviso! Lo maravilloso es que casi sin darse cuenta, mientras estas voces surgen de la inseguridad de su mente consciente, sus manos, más conectadas a su paciente y a las horas y horas de práctica y laboratorios, parecieran moverse con todo control y dominio de la situación. Son las manos de un cirujano, no, son las manos de un neurocirujano.

Estimado lector…. Seguro alcanzas a vislumbrar lo que en la descripción del caso verdaderamente está sucediendo. ¿Por qué Guzmán?, ¿Por qué no otro de los 5 alumnos?, ¿Por qué con tanta seguridad por parte del maestro con tal arrojo de templanza?

La respuesta es obvia a los ojos de todos (excepto a los de Guzmán por supuesto). Si fueras tú, estimado lector, si fueras tú el maestro neurocirujano, ¿a quién escogerías para dejar la vida del paciente en sus manos? La respuesta evidente e inmediata vaya, casi sin pensar sería “al mejor Helios”, claro que no hay que ser demasiado letrado para asumir dicha decisión.

 Se escoge al mejor, al que el maestro considerara que tiene todas las capacidades, elementos, conocimientos, prestancia y capacidad para salvar la vida del paciente y llevar el problema a buen puerto.

Pues bien, ahora imagina que Dios, aquél en el que tú creas fuera el sagaz maestro neurocirujano, y tú el nervioso alumno.
No crees que realmente con su infinita sabiduría cada vez que Dios deja problema en tus manos…. ¿Será porque ÉL considera que eres la mejor opción para enfrentarlo y solucionarlo? ¿No será que tenemos exactamente los problemas que nuestras capacidades rebasan?

Por supuesto que, como en el caso de Guzmán, sentimos que nuestros maestros nos odian, que la vida es injusta o que los Dioses nos tienen mala voluntad cuando llegan a nuestra vida “graves problemas”, pero estos pensamientos están en nuestro consciente… más allá, en nuestro inconsciente y en nuestros dedos, tenemos horas de conocimiento, habilidad, criterio y templanza para enfrentar y solucionar el problema en cuestión, y es cuando entendemos que el maestro realmente no solo no odia al alumno, sino que en verdad lo ama, al solucionar el problema, mientras más grande sea, el alumno acumula mayores conocimientos, capacidades y seguridad en sí mismo, lo que al mismo tiempo lo habilitará para solucionar problemas aún más grandes en el futuro.

 Es una espiral de crecimiento constante, cada hoy nos prepara para los siguientes mañanas. Entró al quirófano como alumno… y salió como doctor.

El maestro corre el riesgo, por supuesto, de una decisión equivocada, lo que puede incluso costar la vida de un paciente, pero sabe, confía en que el corazón del alumno, y su enfoque salvará la situación al tiempo que engrandece su historia.

¿Tienes grandes problemas en tu vida?, ¿tan grandes que te abruman y activan esas voces de inseguridad en tu cabeza?, tranquilo… “eres la mejor opción de Dios para encomendarte tal hazaña”

Piensa, Reflexiona y Actúa…


Bendiciones de Dios y actúa con carácter.

4 amenazas al Pastorado.



Cuatro amenazas al pastorado
Una mañana llamó un estudiante a la oficina  y en el curso de la conversación mencionó los cuatro peligros para el pastor — esas trampas diseñadas por el enemigo de nuestras almas para desviarnos, abochornarnos, y desacreditarnos ante el mundo y nuestras congregaciones. Sacó a relucir cuatro amenazas principales: “la dama; la fama; la cama —la vagancia y flojera—; y la “lana”, o sea el dinero. Tal vez todos conocemos un triste relato de algún obrero cristiano que ha sido derrumbado sea por una o varias de estas trampas.  O, quizás nosotros mismos —o alguien cercano— estamos al punto de ser vencidos o descarriados por uno de estos graves peligros. Vale la pena, entonces, explorar cada uno de ellos y descubrir cómo vencerlos.
La dama
En el seminario teológico nos advirtieron acerca de la “mujer Proverbios 5”. ¿Quién es ella? Según el psiquiatra cristiano Paul Meier esta clase de mujer tiene como meta seducir a hombres de dignidad y estima en la comunidad — líderes, hombres de familia, y sí, pastores. Ella intenta demostrar que ningún hombre sirve para nada. Por lo tanto, los seduce, entonces se rebela contra ellos, y al fin los destapa ante el mismo mundo que antes los tenían en estima. Si pasamos a Proverbios 6 nos encontramos con una chica atrevida que proclama que anda bien con Dios (por haber ofrecido un sacrificio de paz en el Templo) como parte de su esfuerzo en persuadir a un joven necio a cometer adulterio. Leemos:
Y lo agarra y lo besa,
y descarada le dice:
Tenía que ofrecer ofrendas de paz,
y hoy he cumplido mis votos;
por eso he salido a encontrarte,
buscando tu rostro con ansiedad, y te he hallado
(Proverbios 6:13-15).
Aquí vemos que la tentación hasta puede llegar por parte de mujeres ‘religiosas’.  Otro maestro afirmó que si no andamos buscando algún encuentro extra matrimonial no lo hallaremos. En otras palabras, las uniones ilícitas requieren la participación de dos. ¡No seamos nosotros uno de los partícipes!
La fama
La tentación de la fama o el querer ser “famoso” puede agarrar a un pastor ya sea que quiera reconocimiento a nivel internacional o sencillamente local. El pastor que opta por ser la estrella en vez del siervo de su rebaño enfocará más sobre sí mismo y pagará el precio tanto en términos de su relación personal con Dios como en el impacto duradero y positivo que tendrá sobre su rebaño.
 Comenzará a abandonar sus verdaderas responsabilidades pastorales con fines de auto glorificarse. Pero cuando el “ego” de un pastor llega a ser tal que piensa que ha alcanzado algún plano por encima del “cristiano promedio” ya se ha colocado en posición para una gran caída.
Delante de la destrucción va el orgullo,
y delante de la caída, la altivez de espíritu
(Proverbios 16:18).
Frente a esta realidad tenemos el secreto de la grandeza:
“Y llegaron a Capernaúm; y estando ya en la casa, les preguntaba: ¿Qué discutíais por el camino?  Pero ellos guardaron silencio, porque en el camino habían discutido entre sí quién de ellos era el mayor. Sentándose, llamó a los doce y les dijo: Si alguno desea ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos”(Marcos 9:33-35).
Así, la grandeza en sí no representa el problema, más bien la mala motivación y el método erróneo de alcanzarla.
Siempre habrá feligreses que se darán cuenta del desvío orgulloso del pastor.  Algunos lo comunicarán por chisme. Otros tendrán el valor de decírselo directamente al pastor que ha comenzado a creerse más de lo que en realidad es. El pastor sabio escuchará consejo. Tristemente, otros seguirán en la “alfombra roja” de su orgullo.
La cama
En algunos países los pastores tienen fama de vagos, flojos, o aprovechados. En parte, esa descripción viene del falso concepto que los pastores sólo trabajan los domingos. Pero, por otra parte la crítica tiene base en la realidad. Como dicen, la verdad duele pero nos puede liberar. ¿Cómo sabemos cuándo la “cama” nos está venciendo? Tal vez nos ayuden las siguientes preguntas:
  • ¿Por lo general espero hasta el sábado para preparar mi sermón?
  • ¿Espero hasta llegar al púlpito para “recibir” mi sermón? (Véase Mateo 10:19 en contexto.)
  • ¿Les hago perder el tiempo a los que hacen el esfuerzo de venir a la iglesia hablando lo que se me ocurra sin haber invertido tiempo en el estudio de  las Escrituras?
Por lo general, cuando ya no nos importa prepararnos bien ya sea para los mensajes, estudios, clases, o para los encuentros de consejería pastoral es porque necesitamos unas vacaciones (si es que en realidad hemos estado trabajando) o necesitamos ayuda y arrepentimiento.
Encontramos la solución para el problema de la “cama” en Proverbios y la trabajadora hormiga que nos sirve como ejemplo:
Ve, mira la hormiga, perezoso,
observa sus caminos, y sé sabio.
La cual sin tener jefe,
ni oficial ni señor,
prepara en el verano su alimento,
y recoge en la cosecha su sustento.
¿Hasta cuándo, perezoso, estarás acostado?
¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
Un poco de dormir, un poco de dormitar,
un poco de cruzar las manos para descansar,
y vendrá como vagabundo tu pobreza,
y tu necesidad como un hombre armado.
(Proverbios 6:6-11)
Hay una última consideración que se relaciona— el dinero. Si una congregación nos está pagando (y aun si no), debemos darles nuestro mejor esfuerzo con la ayuda de Dios.
La “lana”
La “lana”, o sea el dinero, puede traer un sinnúmero de problemas en el ministerio. El robo de ofrendas, el mal uso de fondos, los celos de ministerios o ministros con más recursos financieros que los nuestros, y la confusión de motivos ministeriales — el buscar el “cash” más que las conversiones— representan algunos de los peligros.
¿Cuáles son algunas de las señales de que hay o habrá problemas en esta área?
  • Cuando sólo el pastor y su esposa saben los ingresos y los gastos de la iglesia
  • Cuando el pastor sabe quién ofrenda y cuánto y así favorece los unos sobre los otros
  • Cuando no hay controles sobre los gastos ni consejeros sabios para guiar
La Biblia sí habla de que ciertos obreros merecen más salario que otros. Pablo escribe:
Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza.
Porque la Escritura dice: “NO PONDRAS BOZAL AL BUEY CUANDO TRILLA, y: El obrero es digno de su salario” (1 Timoteo 5:17-18).
Todo pastor necesita alguien en el consistorio o grupo de ancianos, líderes, o diáconos que esté al tanto de sus necesidades y que recomiende aumento de salario cuando o se merezca, o sea necesario  — y sea costeable. No cae bien, ni debe ser, que el pastor mismo tenga que estar pidiendo ya sea aumento en su salario o aun los recursos básicos para sus necesidades.
Por cierto si el obrero no obra ¡hay un problema! (Aquí se aplica lo de la ‘cama’ arriba.)  Pero, el pastor que pide dinero, ya sea que obre o no, puede que reciba mala fama. Un pastor obtuvo mala reputación por, en esencia, decirle a una iglesia que lo estaba considerando para empleo “si ustedes quieren alguien de mi calidad y categoría ¡tendrán que pagarlo!”  Esa actitud no fue bien recibida.
Conclusión
Ningún obrero cristiano disfruta de una garantía de que su ministerio termine bien — ni siquiera el apóstol Pablo tenía eso. El apóstol escribió a los corintios:
“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos en verdad corren, pero sólo uno obtiene el premio? Corred de tal modo que ganéis. Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
“Por tanto, yo de esta manera corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado”. (1 Corintios 9:24-27)
No obstante, al final de su vida y carrera ministerial leemos las siguientes palabras alentadoras y de reto:
“Te encargo solemnemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino:

Predica la palabra; insiste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción.

Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos; y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos.

Pero tú, sé sobrio en todas las cosas, sufre penalidades, haz el trabajo de un evangelista, cumple tu ministerio. Porque yo ya estoy para ser derramado como una ofrenda de libación, y el tiempo de mi partida ha llegado.

He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe.

En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”.

(2 Timoteo 4:1-8)
¡Alerta! Cuidado con la dama, la fama, la cama, y la “lana” y miremos hacia un futuro de victoria en Cristo.

Los bendigo en el nombre de Jesucristo….
www.franciscojosemartinezg.blogspot.com