Diez cosas que deberías enseñar a tus hijos
1. Una
mentira es y seguirá siendo una mentira. Vivimos
en un tiempo en el que las personas tuercen la verdad tan hábilmente que pronto
resulta difícil recordar qué es verdad o mentira. Talentosos escritores de discursos
enturbian tanto las aguas, que las mentiras parecen aceptables. Pero Dios nos
manda claramente a no mentir. Y punto. Él no acepta mentiritas blancas,
colorear la verdad o que el fin justifica los medios (Éx. 23:1).
2. Pensar
primero en los demás. Es un concepto contrario a la
moral de nuestra sociedad. Pero Dios nos dice: "Nada hagáis por contienda
o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como
superiores a él mismo" (Fil. 2:3). Vivimos en una sociedad que aplaude el
egoísmo y la voracidad, pero Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera
hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el
primero entre vosotros será vuestro siervo" (Mt. 20:26, 27).
3. Las
figuras de autoridad merecen respeto. Encienda
un canal de dibujos animados o vea un DVD para niños, y observará que los
padres son pintados como unos torpes bufones, mientras que sus hijos son
quienes lo saben todo. La aplicación de la ley, la dirección de la escuela y
todas las facetas del gobierno son presentadas como ineptas, corruptas o
incompetentes. Si nuestros niños crecen con la idea de que hay que cuestionar,
rechazar y desobedecer todo tipo de autoridad, ¿cómo se someterán alguna vez a
la Autoridad suprema —a su Señor y Creador?
Dios nos dice en Romanos 13:1: "Sométase toda
persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de
Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas". Y esto es con
ustedes, padres: Entre las autoridades superiores a las que se nos ordena
respetar están el árbitro que amonestó a su hijo en el campo de juego, el
agente de policía que lo detiene cuando hace uso ilegal del canal de
circulación y el mal encarado guardia de seguridad del aeropuerto.
4. Cuidado
con lo que entra en sus cabezas. Como escritora, he
asistido a talleres y leído libros hechos específicamente para dar alas a mi
imaginación. Pero según 2 Corintios 10:5, hay que llevar "cautivo todo
pensamiento a la obediencia a Cristo".
Se le atribuye a Martín Lutero el haberlo expresado de
esta manera: "Usted no puede impedir que las aves vuelen sobre su cabeza,
pero sí que hagan nidos en su pelo". Nuestros niños necesitan saber que el
diablo les lanzará algunos pensamientos horribles a su cabeza, pero que ellos
tienen que devolvérselos.
No es un pecado que un mal pensamiento no invitado les
venga a la cabeza. El pecado comienza cuando lo invitan a permanecer por un
tiempo. Deje que Filipenses 4:8 sea su norma: "Todo lo que es verdadero,
todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de
buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto
pensad".
5. Dios
inventó el sexo, y por eso es bueno. ¿Conocen
sus hijos el propósito perfecto de Dios en cuanto al matrimonio, es decir, que
es entre un hombre y una mujer, entregados unos a otro mutuamente, y que el
sexo es la expresión pura y hermosa de su amor y entrega? No dé por sentado que
lo saben. Hábleles del plan de Dios.
Proverbios 5:15-18 dice: "Bebe el agua de tu
misma cisterna, y los raudales de tu propio pozo... Sea bendito tu manantial, y
alégrate con la mujer de tu juventud".
Dios también escribió, por medio de Salomón, un
hermoso y poético manual, el Cantar de los Cantares, para la intimidad
matrimonial. Lo único que pueden aprender nuestros niños del mundo, es que el
sexo es algo sucio, vergonzoso, feo y egoísta. Yo quiero que mis hijos oigan de
mí que las relaciones físicas, tal como Dios lo dispuso, son una fuente de
placer, seguridad, intimidad, bienestar, unidad y amor.
6. No hay
nada malo que puedas hacer para que Dios o yo dejemos de amarte.
Primera de Juan 1:9 nos dice: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel
y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad". El
sentido de culpa es un sentimiento poderoso. Por eso, quiero asegurarme de que
mis niños sepan que a) van a cometer errores —eso es algo que todos hacemos; y
b) que cuando los cometan y lo lamenten de verdad, yo los perdonaré. Dios
también lo hará, y en eso Él es mejor que yo.
El salmo 103:12 dice: "Cuanto está lejos el
oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones".
Nuestros niños podrán sentir algunas veces que no son amados. Necesitan,
entonces, saber que el amor de Dios y el amor de usted jamás son condicionales.
7. La
humildad es buena. Miqueas 6:8 plantea la pregunta:
"¿Qué pide Jehová de ti", y luego responde:
"hacer justicia, amar la misericordia, y caminar humildemente con tu
Dios". La humildad no es una cualidad apreciada por nuestra sociedad.
Muchos de los modelos que imitan y admiran nuestros hijos son personas
orgullosas, jactanciosas y concentradas en sí mismas. Pero Proverbios 3:34 nos
dice que Dios dará gracia a los humildes.
8. La
felicidad no se le puede cargar a la tarjeta de crédito.
Usted probablemente habrá leído la calcomanía que
dice: "El que muere teniendo más cosas, es el que gana". El pastor de
nuestra iglesia responde a eso, diciendo: "¿Han visto ustedes algún camión
de mudanza detrás de un coche fúnebre?" Cada año se gastan en los Estados
Unidos más de quinientos mil millones de dólares en publicidad para hacer que
no nos sintamos contentos con lo que tenemos, y para convencernos de que
encontraremos la felicidad en cualquier cosa que se venda.
Pero Jesús dice algo muy diferente en Lucas 12:15:
"Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste
en la abundancia de los bienes que posee". Y Proverbios 15:16 señala:
"Mejor es lo poco con el temor de Jehová, que el gran tesoro donde hay
turbación".
9. Sólo
porque alguien se salió con la suya, no significa que estuvo bien lo que hizo.
Si usted fue creado(a) como yo, con la idea de que el bueno siempre gana y que
el malo recibe al final lo que se buscó, le puede resultar difícil ver que
algunas personas que están viviendo claramente fuera de la voluntad de Dios
parecen ser premiadas por eso.
Vivimos en una cultura que aplaude lo malo. Pero
recuerde que ellas no son nuestro modelo, sino Jesús.
Nuestro objetivo nunca debe ser: ¿Cuánto puedo hacer
sin sufrir las consecuencias, antes de que se lo considere un pecado?, sino
¿Qué puedo hacer para que Dios sea glorificado? O, como dice mi amigo Greg:
¿Cómo puedo el día de hoy hacer sonreír a Dios?
Colosenses 3:23 nos dice: "Y todo lo que hagáis,
hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres". Y Pedro
1:15, 16: "Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos
en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy
santo". Deje que Jesús —no otro— sea su gran modelo.
10. Esta
vida es breve. La eternidad es para siempre. Dios
dedicó muchos versículos a la idea de lo breve que es la vida en la tierra,
pero ninguno es mejor que éste: "¿Qué es su vida? Ustedes son como la
niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece" (Stg. 4:14 NVI).
Una niebla. Piense en eso. La próxima vez que usted esté hirviendo agua, mire
el vapor que se escapa de la olla. ¿Cuánto tiempo permanece en el aire? Cuando
desaparece, ¿hay alguna señal de que, en realidad, haya existido?
Piense que su vida es como esa niebla, y le será más
fácil aplicar Mateo 6:19-21, que nos dice: "No os hagáis tesoros en la
tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y
donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí
estará también vuestro corazón".
El mundo dice muchas cosas a nuestros niños, y tiene
muchos medios para comunicar su mensaje. Los padres competimos con la TV, la
Internet, la música y el cine. Por tanto, no espere que otros le den a sus
hijos el mensaje positivo que usted quiere que escuchen. Ellos necesitan que
sea usted quién se los dé.
Bendiciones de Dios a tu vida…..