LOS PLANOS DE JESÚS
(Solo para
ministros de la iglesia)
1.
Todas las cosas del antiguo pacto (los mandamientos,
las ordenanzas, el tabernáculo, las funciones de los levitas, las diversas
ofrendas y holocaustos, etc.) no son una realidad, son solo sombras de lo que
había de venir (colosenses 2:17). Y sin embargo,
se le ordenó a Moisés que hiciera todas esas cosas conforme al modelo que se le
había mostrado (Hebreos 8:5).
2.
Si de aquello que solo era figura y sombra de las
cosas celestiales, a Moisés le fue ordenado que lo hiciera conforme al modelo
que se le mostró en el monte (Hebreos 7.44 y 8.5),
¡¡¡cuánto más nosotros!!!, si queremos ser ministros competentes del nuevo
pacto, no de la letra de la ley (2ª. a Corintios
3.6), deberíamos obedecer al Señor (Juan 14.15),
y edificar la iglesia de Jesucristo conforme al diseño que ÉL nos muestra en el
nuevo testamento, porque Jesucristo no es mediador del viejo pacto (Hebreos 12.24), como tampoco es sacerdote levita del
pacto antiguo (Hebreos 7.11).
3.
Quien edifique la iglesia a su manera, con sus mejores
ideas pero no conforme al modelo establecido por Jesucristo, no piense que va a
recibir galardón, pues sus obras, aunque parecieran muy portentosas, se van a
quemar (1ª. Corintios 3:12-15), porque en
realidad un atleta que está compitiendo así, está descalificado por no luchar
de acuerdo a las reglas (2ª. Timoteo 2:5).
Inclusive en esta condición está luchando fuera del ring.
4.
Al edificar la iglesia de Cristo, en primer lugar debe
colocarse la piedra angular, que es Cristo (Efesios
2:20b), porque en la verdadera iglesia de Cristo nadie puede poner otro
fundamento (1ª
Corintios 3:10). Existen muchas iglesias que se autodenominan
cristianas pero no lo son, pues han puesto por fundamento –quizá sin darse
cuenta- algunas sombras de la antigua ley, y siguen escuchando y predicando más
a Moisés que a Jesús (Mateo 17:5 y 2ª Corintios 3:15).
5.
La piedra angular no se coloca repitiendo una oración
(Mateo 6:7a), tampoco enseñándoles a las ovejas
una lista con los mandamientos de Jesús. La piedra angular se coloca haciendo
lo que el perito arquitecto Pablo: Señales, milagros y prodigios en cada nueva
congregación que esté plantando.
6.
Al edificar la iglesia de acuerdo con tus mejores
ideas, tus mejores planes, etc. no estás poniendo a Jesús como piedra angular,
sino a ti mismo (Jeremías 18:15). Jesucristo nos
dice en el nuevo testamento cómo quiere ÉL que edifiquemos SU iglesia, para lo
cual es necesario seguir los lineamientos del nuevo pacto, deshaciéndonos de
las ordenanzas de la ley de Moisés, porque ya está derogada (Efesios 2:15 y colosenses 2:14 y otras).
7.
En muchas iglesias los obreros van, bautizan,
supuestamente hacen discípulos de Jesús; pero no hacen las demostraciones de
poder sobre las cuales debe estar basada la fe de todo creyente (1ª. a Corintios 2.4-5). En realidad solo están
haciendo que la gente sea discípulos de ellos mismos, con lo cual la iglesia se
está edificando de manera diferente a lo que está marcado en los planos.
8.
Además de colocar la piedra angular, también deben
colocarse los cimientos. Esto es que la iglesia debe estar sostenida por apóstoles
y profetas (Efesios 2:20a). La falta de estos
dos ministerios equivale a construir una casa sin cimientos, cualquier
terremoto espiritual la va a derrumbar. Existen muchas iglesias en esta
situación.
9.
Los ministros que realizan la obra de edificar la
iglesia, deben haber sido escogidos por Dios, no por sí mismos o por otros
hombres. En Antioquía, estando reunidos unos maestros y unos profetas, el
Espíritu Santo apartó a Bernabé y a Saulo como apóstoles (Hechos 13:1-2). Este es el método de selección que se
debe cumplir para que un ministro realmente sea escogido por Dios. De otra
manera, no será Jehová quien edifique la iglesia, y resultarán en vano tantos
eventos planeados en la agenda (salmo 127:1).
10.
Muchas personas que en la actualidad están
desempeñando un ministerio, lo hacen porque de todo buen corazón se apasionaron
por el Señor (lo cual humanamente es muy encomiable, desde luego) y
consideraron que siendo pocos los obreros, ellos tenían qué participar en la
obra. Sin embargo, en muchos de estos casos se trata de conversiones parciales,
pues no se ha dado el proceso de cambiar su manera de pensar, de ser
transformados por la renovación de su entendimiento (romanos
12:2, efesios 4:23), de llegar a tener la mente de Cristo (1ª. Corintios 2:16), razón por la cual hacen la obra
según sus mejores ideas o como les enseñaron gentes venidas de otra nación (Jeremías 10:2).
11.
El objetivo de edificar la iglesia es lograr que todos
alcancemos la estatura de Cristo (Efesios 4:13),
es decir que logremos la madurez espiritual necesaria para recibir la adopción
de hijos, la cual se alcanza si es que Cristo verdaderamente nos redime de
estar bajo la ley (gálatas 4:5). Mas si nosotros
todavía continuamos practicando algunas ordenanzas de la ley de Moisés, es que
no hemos sido redimidos de la maldición de la ley (gálatas
3:10-13) y por lo tanto, aunque seamos dueños de la herencia, no podemos
recibirla por nuestra condición de niños espirituales (gálatas
4:1), y de esclavitud (Gálatas 4.24-25 y 30).
12.
Por eso es necesario que en cada iglesia estén
funcionando los nueve ministerios (Efesios 4:11 y 1ª.
Corintios 12:28-30). Este es el plano que Jesucristo creó para que los
santos seamos perfeccionados, y ningún ministro solitario, por más hábil que sea,
por más dones y cualidades naturales que tenga, no puede perfeccionar él solo a
los santos hasta alcanzar la estatura del varón perfecto.
13.
Esta labor de edificación desarrollada en equipo, requiere
que los ministros se sometan unos a otros, y no todos a uno como en la gran
mayoría de las iglesias es costumbre, porque en el cuerpo de Cristo ningún
miembro es más que otro, aunque parezca realizar una función más digna, más
noble ó más perfecta que la de otros. La sumisión mutua (Efesios 5:21) es una mezcla indispensable capaz de
proporcionar la unidad y consistencia que tanto le hace falta a la iglesia. Las
jerarquías de mando no existen entre los discípulos de Jesús (Mateo 20:25-27).
14.
Si usted es de los ministros que consideran ya
obsoletos algunos de los cinco ministerios de perfeccionamiento (Efesios 4.11), por supuesto que no habrá manera en que
sea manifiesto que Jesucristo ya los constituyó allí en su iglesia, porque Dios
es respetuoso de nuestras convicciones. No actúa conforme Él quiere cuando nosotros
no creemos que pueda hacerlo, o si no se
lo permitimos. Le recomendaría que medite sobre esta situación, pues por seguir
tradiciones humanas, filosofías y huecas sutilezas según el mundo (Colosenses 2.8), hemos invalidado el mandamiento de Cristo,
igual que los religiosos judíos (Marcos 7.7-9).
15.
El poder de Dios es un elemento indispensable para
edificar la iglesia correctamente. Una iglesia sin el poder de Dios es la
prueba más contundente de que no es Dios quien la está edificando (Salmo 127.1), porque el evangelio del reino no
consiste en mucha palabrería, mucha elocuencia, sino en poder (1ª. Corintios 4:20) que se manifieste en hechos
reales, señales, milagros, prodigios, etc. El poder de Dios es, además, prueba
de salvación (1ª. Corintios 1:18). Si el reino
de Dios consiste en poder, y ese poder no existe en su iglesia, entonces ¿qué
reino es el que se está predicando?
16.
La iglesia primitiva, en su proceso de gestación, tuvo
un período de espera a fin de recibir poder de lo alto (hechos 1:8) el día de su alumbramiento. Este período es un paso
necesario para los ministros que quieran corregir la edificación que ya
hicieron no conforme a los planos de Jesús. Estos son algunos de los elementos
que no han estado siendo considerados adecuadamente por muchos obreros que,
según ellos, están edificando la iglesia de Dios.
17.
A fin de que los ministros puedan ahora edificar
correctamente conforme al modelo, es necesario cambiar lo incorrecto. Por supuesto
que para derribar y destruir (Jeremías 1:10), se
requiere autoridad espiritual verdadera, que capacite a los ministros como
obreros competentes del nuevo pacto para corregir lo deficiente (Tito 1:5).
18.
Así mismo para empezar de nuevo a edificar, es indispensable
que los ministros sean personas que verdaderamente militen en el Espíritu, de
manera tal que tengan autoridad para destruir no a las personas, sino las
fortalezas, argumentos y altiveces (2ª. Corintios 10:4)
que operan en ellas de forma natural oponiéndose a la reconstrucción.
19.
Dura tarea es esta de derribar para volver a edificar;
pero seguramente no es tan duro como dar de coces al aguijón construyendo fuera
del plano, así que es algo que podremos soportar, más aún considerando que al
edificar de acuerdo con el modelo, será Dios quien realmente esté dirigiendo la
obra al mando de obreros no improvisados.
20.
¿Cómo dice? ¿Que sustituya algunas de las enseñanzas
que he impartido durante tantos años hasta hoy? Si, si, entiendo, es muy duro que
a un joven rico se le pida que venda todos sus bienes y reparta a los pobres
para hacerse tesoros en el cielo, humanamente se entiende la tristeza. Pero
considere usted esto: Si edifica conforme a los planos, todo será mejor y más
fácil. Nomás imagínese la gran diferencia que sería contar con el poder de
Dios, que Dios testificara junto con usted con señales, milagros, prodigios,
etc. (Hebreos 2:4), como debiera ser lo normal
en toda congregación (1ª. a Corintios 12.29).
21.
Los que servían a las sombras de la ley tuvieron el
valor y el denuedo para hacer lo que se les ordenó según el consejo de su Señor
(Esdras 10:2-4). Nosotros que decimos servir a
Jesús, ¿nos quedaremos en lo mismo?
Bendiciones de
Dios a tu vida…Shalom
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