7 Claves Vitales
Para Una Excelente Predicación
De todas las cosas que los líderes cristianos necesitan
saber, creo que una de las más importantes es la comunicación efectiva. Una de
las razones principales es porque no importa en que área de liderazgo estamos
trabajando, siempre vamos a tener que comunicarnos con otros.
De todas las profesiones que puedo pensar, un líder
cristiano generalmente tiene que pararse en frente de las personas por lo menos
dos veces a la semana y muchas veces más. Esto significa que, un líder
cristiano en promedio presentará un mensaje o lección por lo menos 104 veces al
año.
Con este número de presentaciones se me ocurre pensar
que el cristiano en un rol de liderazgo podría ser el mejor en presentaciones
públicas, mejor que cualquier otro conferencista, incluyendo oradores de
motivación o política.
Para ayudarnos a convertirnos en los mejores oradores,
me gustaría ofrecerles 7 claves vitales para una gran predicación:
1. Conéctate con tu
audiencia.
La primera clave que me gustaría dar es la importancia
de conectarse con su audiencia. Por definición, la comunicación es la habilidad
de establecer un terreno en común entre el conferenciante y la audiencia. De
manera que un predicador sabio estructurará su material de tal manera que se
conectará con la audiencia. Cuando tú te conectas con la audiencia les estás
pidiendo a ellos su permiso para hablarles. Cuando recibes su permiso, entonces
estás más apto para motivarlos a la acción.
He aquí algunas maneras en las que te puedes conectar
con tu audiencia:
Comienza con un impacto. Los primeros 3
minutos de una presentación son cuando la audiencia está analizando si van a
escuchar el resto de la presentación o no. Si no capturas su atención en los
primeros tres minutos, será muy difícil recuperar nuevamente su atención. Así
que comienza con algo que capte su atención; una historia, un chiste, un hecho
interesante, etc.
Ponte en sus zapatos. Las personas van
a escuchar a las personas con las cuales se pueden relacionar. Si pueden ver
que el conferencista es como ellos, van a escucharle. Al presentar al
conferencista, asegúrate de mostrarte relacionable. Vístete como ellos si es
aceptable. Relaciona tus puntos centrales con cosas que son relevantes en sus
vidas.
Habla en un lenguaje que sea congruente con tu
audiencia. El lenguaje y la elección de palabras son muy importantes. Si
hablas un lenguaje muy refinado a una audiencia que no tiene esa base, hablarás
por sobre su capacidad y los perderás. Si hablas a la gente por debajo de su
nivel, también los vas a perder.
La idea es
hablar en un nivel que la mayoría de las personas vayan a comprender.
2. Sé consciente de
la meta del hablar en público.-
El segundo
consejo que me gustaría sugerir es que estés consciente de la meta del hablar
en público. Cuando digo hablar en público quiero decir enseñar en clase,
predicar mensajes, etc. Si tendríamos que preguntar a la mayoría de las
personas cuál es la meta del hablar en público, la mayoría podría decir que es
enseñar algo. La verdad del asunto es que la meta de hablar en público no es
enseñar algo.
John Maxwell
comparte una declaración que establece muy claramente la diferencia entre un
comunicador y un educador: “Un comunicador toma algo difícil y lo hace fácil de
comprender, y un educador toma algo fácil de comprender y lo hace difícil”.
Como comunicador, tu meta es hacer que las cosas sean simples de modo que las
personas puedan vivirlas. El resultado final de toda comunicación es que los
oyentes hagan algo, cualquier cosa que implique cambiar sus acciones para estar
más comprometidos. La meta debe ser que ellos hagan algo.
Cuando nuestra meta en la predicación es que nuestros
oyentes hagan algo, entonces tendremos los siguientes resultados:
No estarás
tan preocupado en cómo te ves, sino que te preocuparás de ver lo que los
oyentes están haciendo.
Evaluarás y
cambiarás tu mensaje constantemente, basado en si los oyentes hacen o no hacen
lo que están aprendiendo.
Trabajarás
más arduamente para hacer que la lección pueda ser aplicable en la vida de tus
estudiantes.
Ganarás
credibilidad a los ojos de los estudiantes.
3. Combate las 5
mentiras más grandes del hablar en público.
Una de las herramientas más grandes que he encontrado
para ayudarme a ser un mejor orador público ha sido comprender las 5 falsedades
más grandes en las cuales la mayoría de los oradores públicos creen. La mayoría
de los oradores públicos creen ingenuamente en 5 falsedades comunes, y debido a
ello no logran conectarse con su audiencia.
A continuación están las 5 mentiras comunes y sus
antídotos:
Mentiras acerca de tu audiencia
+ Las personas
están ansiosas por escuchar lo que tengo que decir
+ Las personas
están interesadas en los asuntos que tengo para compartir
+ Las personas
usan y comprometen su imaginación mientras estoy hablando
+ Las personas
pueden recordar todo lo que dije
+ Las personas
entienden con claridad lo que yo quiero que hagan
La verdad acerca de tu audiencia
Las personas
están aburridas a menos que les des una razón para no estar aburridas
Las personas
están interesadas en sus propios asuntos a menos que les des una razón para
estar interesadas en los tuyos
A las
personas les falta imaginación
Las personas
tienen poca memoria
Generalmente,
las personas no tiene idea de qué hacer a continuación
Respuesta al problema
Crea un
fuego: dales algo que capte su atención
Crea un
puente: Conecta sus necesidades con el tema
Dales una
ventana para mirar a través de ella: Dales ilustraciones claras.
Dales una
cesta para que junten todos los puntos importantes: dales una manera de
organizar y memorizar esos puntos.
Dales un
cartel: dales pasos con acciones específicas.
4. Dale a tu
audiencia los tres componentes básicos de la predicación efectiva.
Con el paso de los años he descubierto tres componentes
básicos de la comunicación efectiva, cosas que trato de dar a mi audiencia cada
vez que presento un mensaje en público.
Dales algo para agarrar.- Yo generalmente
intento captar el intelecto de mi audiencia. Nuestra meta como predicadores no
es necesariamente enseñarles algo que ya saben, sino lograr involucrar su
intelecto en el mensaje que se está compartiendo. Como resultado de esta meta,
yo deseo traer más elementos en la enseñanza de simples versículos bíblicos.
Cosas como artículos recientes que sostienen la
enseñanza, interesantes hechos científicos, citas de personas conocidos, etc.
Todos estos elementos añaden credibilidad a tu mensaje. Si yo puedo agarrarlos
por el lado intelectual, hay mejores opciones de que ellos capten lo que quiero
que capten.
Dales algo para sentir.- No se trata de
atrapar simplemente el intelecto, sino que también debes tocar sus corazones.
Si no tocas sus corazones, no lograrás hacer que respondan al mensaje que has
preparado.
Trata de compartir historias, ejemplos, experiencia
personal, testimonios que has escuchado, parábolas (historias creadas), etc.
Las personas generalmente recuerdan tus historias, no tus datos.
Dales algo para hacer.- Es sorprendente la
cantidad de personas que enseñan simplemente para dar información. Compartir un
mensaje sin dar una acción que ellos deban hacer, es como hornear un pastel,
ponerlo en una vitrina y no comerlo. El pastel ha sido hecho para comerlo, así
como el propósito del mensaje es poner a las personas en acción.
5. Pasa tiempo
desarrollando tu mensaje en el horno de la reflexión
Me gusta esta comparación, porque un horno no es un
microondas. Un microondas cocina rápidamente las cosas, mientras que un horno
permite que los sabores de determinada comida puedan manifestarse
correctamente, sin dar un salto directo a los resultados finales. Muchas veces,
cuando preparamos mensajes, no le damos al mensaje el tiempo que le permita
estar bien desarrollado.
Mi sugerencia es la siguiente: Prepara el mensaje con
tiempo de anticipación, para que puedas añadir ilustraciones y ejemplos de la
vida durante la semana.
Prepara los
temas de tus mensajes por lo menos con dos semanas de adelanto.
Mientras
piensas en tu mensaje, lleva un pedazo de papel contigo para que puedas anotar
ilustraciones, ayudas, historias, etc.
Haz un
bosquejo detallado de lo que puedes utilizar, como un marco para la
creatividad. Ten algo sólidamente desarrollado y después añade los elementos
creativos.
6. Consolida tus
puntos claves con ilustraciones e historias convincentes.
- Las personas piensan en imágenes, no en palabras, y
generalmente las personas recuerdan las historias y no los hechos o la
presentación. Los predicadores efectivos unen sus puntos clave con imágenes
visuales impactantes. Si miras las enseñanzas de Jesús, te vas a dar cuenta que
muchas veces, él contó historias para ilustrar Su punto.
Jedd Medefind y Eric Lokkesmoe, en su libro “El comunicador
revolucionario”, describen muy bien el contar historias, con la siguiente cita:
“Las buenas historias hacen posible la predicación efectiva y los hechos no
significan casi nada a menos que sean parte de una historia.”
Aquí hay algunos puntos del libro “El comunicador
revolucionario” para ayudarte en este aspecto:
El contar
historias no es una parte de tu enseñanza, sino la médula espinal de tu
enseñanza.
Jesús no
enseñó nada que no sea por medio de parábolas.
Jesús nos
dejó un solo sermón e incontables parábolas.
Ninguna otra
forma de comunicación se disfruta más que las historias.
Ninguna otra
forma de comunicación hace que las personas quieran escuchar lo que tienes que
decir tanto como las historias.
El narrador
de la historia proporciona no sólo nueva información, sino que ofrece también
un marco completo para que la información pueda integrarse a la vida del que
escucha.
7. Usa el estilo
comunicativo de hacer preguntas.
- Una de las formas más utilizadas por Jesús para predicar,
fue mediante el hacer preguntas. Pareciera como que Él pocas veces respondía
las preguntas de las personas de manera directa, sino que hacía más preguntas.
Como predicadores, deberíamos seguir el modelo que Jesús nos dio porque al
hacer preguntas, estamos invitando a los que nos escuchan a ser parte del
proceso de aprendizaje.
Algunas razones importantes del por qué deberíamos
hacer preguntas:
Ellas obligan
a los oyentes a utilizar su creatividad para encontrar soluciones.
Ellas obligan
al oyente a unirse y comprometerse con el proceso de aprendizaje.
Ellas ayudan
al oyente a recordar los puntos clave de la enseñanza.
Ellas hacen
más fácil el trabajo del predicador.
Tipos de preguntas
que deberías hacer cuando estás predicando:
Preguntas abiertas. Preguntas cuyas
respuestas no sean un si o no.
Preguntas que
obliguen al oyente a definir términos en sus propias palabras.
Preguntas
para examinarse uno mismo. Preguntas que colocan al oyente en el centro mismo
del asunto.
Preguntas de reflexión. Preguntas que
obligan a las personas a comunicar el asunto a otras personas, de manera clara
e inteligente.
Conclusión:
Es nuestro
trabajo como predicadores, hacer lo mejor para dominar el arte de la
comunicación efectiva. Mientras mejor lo hacemos, más oportunidades tendremos
de transformar vidas.
Bendiciones de Dios a tu vida....Shalom¡¡¡¡¡¡
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