¿Ovejas o
Cabritos?
La Biblia
describe a los verdaderos salvos como ovejas. Pero también la Biblia habla de
los Cabritos (cabritos) entre las ovejas. Las diferencias entre los dos son
tremendas. ¿Has considerado cómo te pareces? ¿Cómo Cabrito o cómo oveja?
Los Cabritos
comen “deliciosa” basura
Un Cabrito
es orgulloso.
Los Cabritos
son agresivos en contra de otros.
Los Cabritos
brincan el redil.
Los Cabritos
siempre están de mal humor.
Los Cabritos
Comen Basura
Unas de las
marcas de un Cabrito es que come casi cualquier cosa. Y además de comer la
basura, piensa que es deliciosa. Hay cristianos quienes no se alimentan bien.
En lugar de ir a una buena iglesia donde hay comida espiritual saludable, estos
se alimentan con cualquier cosa.
Mientras la
Biblia claramente habla de que debemos “desear como niños recién nacidos, la
leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1ª
Pedro 2:2), los Cabritos se alimentan con cosas “populares” y no lo que les
nutre realmente.
Se quedan en
casa a ver a los falsos evangelistas en la televisión o peor a ver cosas de
diversión en la televisión que no les nutre espiritualmente. Dios nos dio el
mandato claro, de “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por
costumbre, sino exhortándonos” (Hebreo 10:25). Dios nos ha creado con
una necesidad espiritual de tener relación con otros hermanos de la misma fe
para que crezcamos hasta la madurez.
Los Cabritos
menosprecian grandemente este principio, y una de dos cosas, o ignoran y
desprecian a los hermanos, o vienen a la iglesia para desanimar, atacar y
destruir a la comunidad de fe. Esto es uno Cabrito.
El Cabrito es orgulloso
Otra marca
de los Cabritos es que son muy agresivos. Siempre están pegándose cabeza contra
cabeza con otros Cabritos, y con cualquiera todos hemos visto el famoso Cabrito
encima de algo, como si estuviera diciendo orgullosamente “yo soy el Rey de la
Montaña.” La naturaleza de los Cabritos es de exaltarse a sí mismo. Clásica es
la vista de un Cabrito con su cabeza alta en el aire.
Todo esto va
con su naturaleza que heredó de su padre, Satanás. En Isaías 14:13-14
describe a Satanás, “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto,
junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio
me sentaré, a los lados del norte; 14 sobre las alturas de las nubes subiré, y
seré semejante al Altísimo.”
¿Es sorpresa
entonces de saber que en las ceremonias del Satanismo, usan el símbolo de un
Cabrito como un símbolo para identificarse? El Cabrito es altivo, y su más
importante prioridad es de ver a los demás de arriba abajo como si fuera mejor
que los demás.
En cambio
una oveja siempre tiene su cabeza agachada, alimentándose con pasto que está en
la tierra (abajo). Puedes marcar con confianza, que cualquier ministro o
cristiano que es orgulloso, arrogante, jactancioso, es un hijo del diablo.
Pro 8:13 El temor de Jehová es aborrecer el
mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco.
Pro 16:5 Abominación es a Jehová todo altivo
de corazón; Ciertamente no quedará impune.
¿Cómo puede
un verdadero hijo de Dios tomar un carácter moral altivo y orgulloso que es
abominación a Dios? Esto es un engaño del diablo. Se ve quien es quien por
esto.
El Cabrito es agresivo
Quien tiene
la mala fortuna de encontrarse en su camino. Tiene cuernos que los usan en
contra de otros. Dios nos exhorta a ser tranquilos y a buscar la paz para con
otros, porque todo verdadero cristiano tiene y busca esta paz por que su
salvación la genera en ellos.
Hebreos
12:14 Seguid la
paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
El Cabrito
es como su padre (el “león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” 1Ped.5:8).
Gálatas 5:15 Pero si os mordéis y os coméis unos
a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros.
Lo que vemos
es que Dios causa tranquilidad dentro de uno mismo, y para con otros en lugar
de un constante ataque, escándalos, agresiones, y murmuraciones. El cristiano
tiene prohibido de chismear (1Tim 5:13), blasfemar (Col 3:8; 2Tim
3:2), o calumniar a otras personas (2Tim 3:2-5; 1Ped 3:16),
especialmente a sus hermanos en Cristo. Los Cabritos se identifican con este
carácter también.
Pablo nos
exhortó en 1 Timoteo 6:3-4 y habló de la sana doctrina que produce piedad
en la vida de la persona que la tiene, y que “si alguno desea otra cosa… está
envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras,
de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas… de hombre
corruptos… y privados de la verdad.”
Simplemente
es una marca de que la persona no es oveja sino Cabrito si es del tipo que se
concentra en que sus hermanos se vean malos, y ellos buenos. Son personas
contenciosas (1Tim 3:3; Tito 1:7), siempre buscando pleitos y conflictos.
Tito 3:2 Que a nadie difamen, que no sean
pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los
hombres.
Simplemente
los hermanos, o la persona quien es como un Cabrito, y que siempre está
buscando contiendas y argumentos, problemas con otros por que ellos los buscan,
esto es la marca de un Cabrito.
Los Cabritos Siempre Brincan el Redil
Hay otra
marca de los Cabritos. Mientras las ovejas siguen a su pastor, los Cabritos son
inquietos, siempre brincando la barda. Pienso en Hebreos 13:17 cuando
hablamos de esto.
Hebreos
13:17 Obedeced a
vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas,
como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose,
porque esto no os es provechoso.
Una oveja
tiene lealtad a un buen hombre de Dios. Para el pastor es un placer de tener
verdaderos cristianos obedientes en su congregación. No tendrá “quejas” en
contra de su gente en el día del juicio. Entendemos aquí que en el juicio, Dios
va a pedir cuentas por cada miembro de la iglesia con el pastor.
Muchos
hermanos ni se presentan como miembro, por que:
(1) no asisten regularmente con fidelidad.
(2) si vienen, no tienen comunión y
compañerismo con los demás (llegan tarde, y salen antes que alguien pueden hablarles).
(3) no participan en la iglesia, ni en las actividades
del evangelismo, enseñanza, ni en la comunidad.
(4) no apoyan económicamente a la obra de Dios a donde
supuestamente ellos pertenecen.
(5) andan de iglesia en iglesia,
congreso en congreso, buscando la última revelación, novedad o moda espiritual
para su patética, cómoda y convenienciera vida espiritual.
(6) no permite al pastor de aconsejarles sobre sus vidas
personales. No platican con el pastor los asuntos de su vida, ni se ponen de
actitud de buscar o recibir consejos. Lo famoso es que cuando el pastor hace
comentario de que están haciendo algo malo, atacan al pastor entre los demás, o
se van enojados en lugar de considerar su consejo.
Este pastor
tiene que representar por el ejemplo de su vida que es la voluntad de Dios.
Tiene que ser alguien que es ejemplar en su vida personal. Pero en nuestras
iglesias parece que la regla es esta, la lealtad de los hermanos es a los
hombres malos, no a los ejemplares, y todos desprecian a un buen hombre de
Dios.
Esto viene
por que no se alimentan con la Palabra de Dios.
Cuando un cristiano obedece y pone en práctica
lo que aprende de la voluntad de Dios en los sermones y enseñanzas de un hombre
de Dios, entonces existe una lealtad. Pero esta lealtad es primero y sobre todo
a Cristo, y luego la persona reconoce la labor espiritual que este hombre de
Dios hace entre ellos, y posición sobre las Escrituras, y la lucha espiritual
con los miembros de la iglesia. De regañar y exhortar a los hermanos para limpiarles
de sus pecados no es popular.
Muchos
hermanos se ofenden y salen de la iglesia.
1° Corintios
16:15 Hermanos,
ya sabéis que la familia de Estéfanas es las primicias de Acaya, y que ellos se
han dedicado al servicio de los santos. Os ruego que os sujetéis a personas
como ellos, y a todos los que ayudan y trabajan.
La idea de
ayudar es de trabajar juntos con otro. Debemos tener lealtad a los que están
sirviendo a los santos, a los que laboran juntos. “Trabajar” aquí
significa de crecer cansado, exhausto por trabajo.
De los dos
lados vemos problemas, a pastores quienes no son ejemplares en sus vidas y
ministerios, y vemos miembros quienes no apoyan con sus vidas y con sacrificio
a la obra de Dios donde ellos asisten.
Los Cabritos viven con Mal Humor
Tal vez la
peor marca de un Cabrito es su mal humor. No se lo puede satisfacer en nada. Si
le das atención se enoja, y si no se queja en contra de ti como él no es
importante para ti.
Colosenses
3:13
soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja
contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
La marca de
los hijos de Dios es su cooperación entre sí, su apoyo espiritual y emocional
para las vidas del uno al otro, y su aversión de ellos a las quejas del uno en
contra del otro. Se aguantan entre sí, y se perdonan cuando el uno le hace mal
al otro.
Santiago 5:9 Hermanos, no os quejéis unos contra
otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la
puerta.
El cristiano
fiel a Dios siempre tiene en mente que Dios está a la puerta, y por esto no se
porta grosero con sus hermanos, ni tampoco con su pastor.
Su reino y
su modo de reinar no son de este mundo (cf. Jn 18,33). Durante toda su
predicación, Jesús proclamó la cercanía del Reino de Dios (cf. Mt 4,17)
y explicó los misterios de este Reino (cf. Mt 13).
Mateo 25:33
Y pondrá las
ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda.
Jesús
se encuentra en Jerusalén y en su enseñanza comienza a insistir en la necesidad
de la vigilancia y de estar preparados, porque a la hora que menos pensemos
vendrá el Hijo del hombre (Mt 24,44).
encontramos
la escena del juicio final, en la que Jesús se presenta como el que juzga a
todas las naciones. En efecto, el Padre no juzga a nadie, sino que ha dado la
totalidad del juicio al Hijo (Jn 5,22). Jesús, que como buen pastor
conoce bien a sus ovejas (Jn 10,14.17), separará a las que han escuchado
su voz y le han seguido, de las cabras, que han vivido de espaldas al amor (v.32).
Esta separación
no se realizará según las medidas y los cálculos del hombre, porque el hombre
no tiene la misma mirada de Dios. Dios ve toda la verdad del hombre y, cuando
venga, manifestará las intenciones de cada corazón (cf. 1 Cor 4,5).
Entonces cada hombre ocupará su puesto a la derecha o a la izquierda de Jesús.
El rey llama
a los de su derecha "benditos de mi Padre" (v.34). Al comienzo
de la vida pública, Jesús llama dichosos a los pobres de espíritu, porque de
ellos es el Reino de los cielos (Mt 5,3). Jesús promete una gran
recompensa en el cielo a todos aquellos que vivan según el espíritu de las
bienaventuranzas y que se esfuercen en alcanzar la perfección del amor, según
el ejemplo del Padre (Mt 5,12.48).
Y Jesús
invita a tomar posesión del Reino a aquellos que han practicado la misericordia
con los hermanos más pequeños (cf. Lc 10,37). Los términos
"Padre" (v. 34) y "hermanos" (v.40) nos hacen
poner la atención en nuestra relación con Dios y con cada hombre. Porque uno
solo es nuestro Padre, el del cielo (Mt 23,9), y todos nosotros, gracias
a Jesús, nuestro Maestro, somos hermanos (Mt 23,8).
Como hijos
del mismo Padre, debemos hacernos cada vez más sensibles a las necesidades de
nuestros hermanos, siguiendo el ejemplo de Jesús.
El Reino nos
ha sido preparado desde el origen del mundo (v.34). Dios ha pensado en
nosotros antes del comienzo de nuestra existencia. En Cristo, Dios nos eligió
antes de la creación del mundo (Ef 1,4). Y Jesús, antes de pasar de este
mundo al Padre, nos ha prometido que en la casa de su Padre hay muchas moradas
y él nos preparará un sitio (Jn 14,2s).
En el
versículo 41, Jesús se dirige a los de su izquierda rechazándolos con dureza (se
refiere a las cabritas): "apartaos de mí". El Reino del Padre no es para ellos, porque la
salvación sólo se puede alcanzar en Jesús.
Él es el camino que lleva al Padre y a su
Reino. Los que no han vivido la vida presente por el camino de Jesús no pueden
entrar en la vida eterna. Pero para vivir como Jesús vivió y poder reconocer la
voluntad del Padre es precisa una transformación de la mentalidad, del modo de
pensar y sentir (cf. Mc 8,33; Rom 12,2). Como dice Juan, quien no ama al
propio hermano a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve (1 Jn 4,20).
No basta amar con las palabras y con la lengua,
y repetir cada día: "Venga tu Reino", sino que es preciso amar de
verdad y con obras (1 Jn 3,18), porque de esto seremos juzgados al
final. Esa es la afirmación central del evangelio del domingo de Cristo Rey.
Por ello, mientras tenemos ocasiones propicias, practiquemos el bien hacia
todos (Gál 6,10).
Entonces,
¿Cuál eres tú? ¿Oveja o cabrito? Dios ya sabe, y un día, tu engaño será hecho
claro en la eternidad, bueno o malo.
Dios te
bendiga.
Bendiciones a tu vida en Jesucristo.
www.franciscojosemartinezg.blogspot.com
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