EL PODER DE
JESUCRISTO.
Jesús acababa de liberar al endemoniado de Gadara, y vuelto a
la otra orilla caminaba junto a la gente que ya comenzaba a agolparse en su
derredor. En esos momentos se le acerca un hombre, uno de los principales de la
sinagoga llamado Jairo, y le pide al Maestro que fuera a su casa, a ver a su
hija que estaba muy enferma, muriendo, a lo cual Jesús accedió.
Estando de camino a la casa de Jairo, y ya en medio de una
apretada multitud que le acompañaba, una mujer, que padecía desde hacía 12 años
una grave enfermedad, se esforzó por alcanzarle, pues estaba convencida de que
con sólo tocar Su manto, sería salva de su sufrimiento.
Esta fe, esta
profunda fe, la llevó a batallar por entre la muchedumbre para cumplir su
propósito. Una vez conseguido, al instante sintió su completa sanidad. En
ese preciso momento Jesús se detuvo, y dándose vuelta preguntó: -“¿ Quién
me ha tocado?”. Sus discípulos le rodeaban, y con innegable tono de
sorpresa a causa del tumulto, le responden preguntándole a Jesús "más bien
quien NO le había tocado”, ya que la gente era tanta que le apretaban, tornando
dificultoso hasta el mismo desplazamiento. Sin embargo Jesús hace una implícita
y evidente diferencia entre las muchas veces que la gente le había simplemente
“tocado” por el escaso espacio a causa de la muchedumbre con el específico
toque de la mujer enferma... “De mi ha salido poder..” -declara
Jesús- un Poder divino que no había salido hacia ninguna de las otras tantas
personas que le habían tocado-empujado-apretado... ¿Qué hizo la diferencia para
que un simple toque recibiera el poder del Señor? ¿Qué hizo la diferencia para
que esa mujer fuera especial entre toda la demás que seguía a Jesús? La
respuesta es: una Fe genuina en la autoridad y el poder del Hijo de Dios,
impulsada por medio de un corazón dispuesto y sediento de Él.
Este relato, registrado en la Escritura en Marcos 5:21-34,
nos invita a reflexionar acerca de nuestra propia y personal relación con
Jesús, de nuestro propio caminar en la fe... Resulta tristemente frecuente
comprobar que muchos creen que son "cristianos" simplemente por el
hecho de hacer (obrar) determinada cosa.
Tal vez incluso supongan serlo por el hecho de asistir a una
iglesia. Esto sin dudas es un error. El lugar en donde nos reunimos no nos hace
cristianos, como tampoco podemos considerarnos sabios o eruditos por el mero
hecho de concurrir a una universidad, o enfermos por concurrir a un hospital.
Muchas de las personas de la multitud que seguían a Jesús lo
hacían seguramente por simple curiosidad. Otros lo seguían por moda o
costumbre. Sin embargo, una mujer de entre esa misma multitud marcó la
diferencia, la cual el Espíritu de Dios con toda sabiduría dejó registrada en
la Escritura para nuestra edificación espiritual. Esa mujer fue movida por su
fe en el Hijo, fe sin la cual es imposible agradar a Dios. Esto hizo la
diferencia.
Mira y reflexiona acerca de tu caminar en la multitud
"cristiana". ¿Sigues a Jesús meramente por curiosidad, o por costumbre,
o por tradición, o por dogma, o por religión? No
esperes más que pisotones. No esperes nada del Padre celestial si tu temor
de Dios es sólo un mandamiento de hombres que te ha sido impuesto (Isaías
29:13)
¿Estás fundado y firme en Jesucristo, la esperanza de
gloria (Colosenses 1:21-27)? ¿o sólo formas parte de un movimiento religioso
que convoca a "estar cerca" del Cristo, de una multitud que
religiosamente se agolpa en derredor de Su nombre, pero que a pesar de esa
aparente cercanía no recibe de Su poder vivificante?
Tal como imagino que anheló la mujer que tocó Su manto, lo
importante no es estar CON Cristo. Lo verdaderamente importante es estar EN
Cristo. Esta circunstancia, y no otra, es la que hace la diferencia.
Escrito está:
"Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí." (Gálatas
2:20)
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura
es.." (2 Corintios 5:17)
"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece."
(Filipenses 4:13)
"Ninguna condenación hay para los que están en Cristo
Jesús." (Romanos 8:1)
"Paz sea con todos vosotros los que estáis en
Jesucristo. Amén." (1 Pedro 5:14)
¿Buscas a Jesús para abrazarle y ser uno con Él, con un
corazón agradecido y dispuesto a reconocer tus pecados, Su sacrificio redentor,
Su autoridad y Su completo Señorío sobre tu vida? Entonces hay Poder de Dios
para tu vida.
Bendiciones de ios atu vida….si es tu Señor.
www.franciscojosemartinezg.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario