jueves, 13 de marzo de 2014

7 pecados capitales de un Pastor y sus habitos malos.



Los 7 pecados capitales del Pastor.

Todos cometemos errores, pero existen algunos que son especialmente graves para un pastor, dado que pueden afectar de forma importante a sus probabilidades de éxito, y que por lo tanto es importante conocer.
Como si del descenso a los infiernos de Dante se tratara, vamos a intentar encajarlos (de forma más o menos afortunada) en los 7 pecados capitales….

LUJURIA
•Dedicar meses a generar atractivos planes de negocio (los famosos planes de negocios), imaginando quiénes serán sus ovejas , cómo reaccionaran, que tamaño tiene la Iglesia.. En lugar de salir a la calle, hablar con ellos, y preguntarles. Ojo, no digo que no sea importante tener un buen plan de negocio, pero no es la base. La base es encontrar el modelo de negocio, conseguir ovejas  y evaluar.

•Obsesionarse buscando la idea perfecta, el planteamiento que a nadie se le ha ocurrido… lo siento, pero esto es 10% inspiración y 90% transpiración. No existe la idea perfecta… y aunque exista, la clave es la ejecución y no la ideación. Debes obsesionarte con probar, ejecutar y volver a probar… y no con planificar.

•Empezar sin tener unos objetivos ambiciosos, claros y cuantificados. Aunque luego cambiarán, y no es necesario que sean “dar un pelotazo” (cosa que ha hecho mucho daño a las principios de éste país), si que vale la pena tomarse un tiempo en hacer ésta reflexión… todo lo demás es autoengaño.

PEREZA
•Aunque no es patrimonio exclusivo de los pastores, es muy habitual dedicar esfuerzo y tiempo sólo a la parte que más nos gusta (programar, diseñar, o como últimamente es muy habitual, los medios sociales). No generes esfuerzos  si no tienes nada detrás…

•De la mano de lo anterior, la postergación, tu mente no para de sugerirte otras cosas que podrías hacer primero, que seguro puedes acabar a tiempo…etc. y que en la práctica son o más agradables (suelen ser las que te gustan/se te dan bien) o tienes claro cómo hacerlas, y el grado de certeza es alto.

•Tomárselo “con calma”. En una iglesia  recién creada, tienen que pasar cosas “relevantes” TODAS las semanas… si no es así, es que vas muy lento.

•No querer vender el producto hasta que esté perfecto. Si no lo vendes, no sabes cuales son sus defectos (no sólo en el propio producto, sino en el mensaje, la forma, el interlocutor, el soporte…)

•No haber “hecho los deberes” antes de emprender. La complacencia y la fe ciega en la idea llevan habitualmente al fracaso. Un ejemplo claro es el Pastor  que delega sus primeras fuerzas en otros (fuerza comercial..etc).
Creo que es absolutamente imprescindible que el Pastor  vaya, mire a los ojos a sus ovejas , hable con ellos, escuche sus dudas y quejas y entienda sus problemas… de primera mano.

GULA
•Enamorarse de la idea, y pretender ejecutarla tal cual, sin escuchar la realidad. El 99% de las veces, de la idea original a la que se ejecuta no hay apenas similitudes, por lo que hay que saber pivotear desde el producto al modelo de Iglesia.

Quejarse de que no hay suficientes ayudas del estado para montar su Iglesia, que así no es posible emprender… seguro que sería genial que se subvencionasen más cosas, pero creo que uno de los cánceres que nos han llevado a ésta situación son las ofrendas  (pero  no son malas, pero aplicadas indiscriminadamente rompen dinámicas competitivas y hacen sostenible lo insostenible). Con que el estado no te ponga zancadillas, sobra.

•Creer que será fácil conseguir financiación, que el dinero durará y que los gastos serán los esperados. Ahora mismo es muy difícil conseguir crédito, sea de un banco o de un inversor privado… y no lo dudes, se te acabará antes de lo esperado. Yo siempre recomiendo que dupliques los gastos y dividas los ingresos para tener una expectativa real.


•Si consigue convencer a un inversor, o a alguna de las 3F (Friends, fools & familiy), derrochar el dinero en comprar mobiliario nuevo, en poner anuncios en prensa o en vallas publicitarias… justamente tras la primera ronda es cuando se debe vivir en modalidad “emprendedor indigente” (exagero, claro), ya que cada peso  debe estirarse para que dure lo máximo posible. Como dice Guy Kawasaki:
Crea como un dios, manda como un rey… y trabaja como un esclavo

IRA
•Desanimarse, enfadarse y echarse atrás ante un fallo, problema o error. Emprender es una escalera de pequeños fracasos de los que aprender, y sin duda sufrirás muchísimos de ellos… así que prepárate mentalmente. La resiliencia (capacidad continuada de sobreponerse a las adversidades y ser perseverante) debe ser una de las principales cualidades de un Pastor.

•Frustrarse fácilmente por la falta de certeza que supone su actividad, punto especialmente relevante para los pastores que vienen de trabajar por cuenta ajena, típicamente un entorno mucho más ordenado.

En una inicio, lo único constante es que no sabes nada. Por ello, y de forma similar al punto anterior, un emprendedor debe ser capaz de aceptar que la incertidumbre es parte integrante de su actividad, y aprende a tratar el caos como un compañero más de trabajo.

•Sin duda, la falta de foco y la indecisión son el problema más habitual del emprendedor. Dada la tremenda cantidad de tareas diferentes que requiere montar una empresa, es muy fácil perderse entre las no importantes. Por eso es imprescindible preguntarse ante cada tarea: ¿es crítica para llevar el proyecto a la calle?

ENVIDIA
•Intentar copiar lo que funcionó a otros (creo que ahora lo llaman “benchmarking”). Es importante conocer a la competencia, tanto directa como indirecta, pero sólo para entender sus negocios, puntos fuertes y puntos débiles. Si intentas competir con sus reglas y ser mejor que ellos estás muerto.

No trates de ser mejor, esfuérzate en ser diferente.

•Fijar el modelo de Iglesia en la fase de planificación (donde realmente no se tiene demasiada idea sobre si éste es el más adecuado para su proyecto) y ejecutarlo tercamente sin esperar a recibir apoyo… es mucho mejor dedicar la primera fase del proyecto a explorar en el mercado y con clientes reales cuál es el mejor modelo de negocio, consistente y sostenible, que saca más provecho de la proposición de valor de la empresa.

AVARICIA
•No compartir información sobre el proyecto con otros Pastores, amigos, proveedores,  parientes… con todo el que quiera escucharte. De todos se aprende, lo importante es tener la mente abierta para escuchar nuevos planteamientos, ideas, críticas..etc. (hay una fina línea entre estar seguro de tu proyecto, digerir las críticas y ser un suicida…)

•Ante un proyecto que da signos de no funcionar tras bastante tiempo, convencerse que la culpa es del proyecto que todavía no lo ha sabido entender. En algunos casos excepcionales es así, y aún en éste caso, si no hay mercado, no hay dinero. Tan importante como hacer el plan de negocio al principio es el decidir bajo que conjunto de condiciones habrá que montar el proyecto…y no engañarse con la falta de rentabilidad. Lo que es normal y admisible en un momento, es síntoma de que el proyecto debe desaparecer en otro.

•Intentan atesorar ovejas, de forma similar a un granero. El hermano  debe querer estar con nosotros porque le encanta nuestro sistema, porque se siente el rey… no porque es un infierno cambiar de Iglesia  (las famosas barreras de entrada y barreras de salida)

•Considerar que, si les gusta a ellos, le tiene que gustar a muchos. Hay que hacer un autentico ejercicio de empatía y sentir lo que necesita el  futuro hermano, y que toda nuestra experiencia de uso le dé respuesta.



SOBERBIA
•Falta de humildad… y no perderse ni un solo consejo (lo que supone muchas veces 4-5 consejos  semanales), con el agravante de querer dar sesudos consejos a otros Pastores o lideres “novatos”… Creo que no sólo es un error, sino es irresponsable. Eso se puede hacer una vez que ya tienes varios casos de éxito a tu espaldas, y te puedas permitir dar consejos basados en tu experiencia, si no es una peligrosa arrogancia (no me malinterpretéis, creo que los consejos  son buenos, necesarios y cumplen una función importante… pero no es la de llenar el tiempo del Pastor).

El tiempo del Pastor se debe llenar de hablar de Jesucristo  y con futuros miembros, pelear las batallas no peleadas, negociar con los bancos, mejorar su producto… no asistiendo a “falsas convenciones políticas”

•Obsesionarse con la perfección. Excepto en la “salsa secreta” (mojo) de tu proyecto, es perfectamente aceptable coger la fruta más baja. Y aún así en la proposición de valor clave, es mejor sacarlo pronto e ir aprendiendo que sacarlo tarde… y estar muerto.

Si al sacar tu producto al mercado no estás absolutamente avergonzado, es que lo has sacado demasiado tarde.

•Considerar que no hace falta ayuda, que se puede ir sólo. Todo Pastor debe tener cierto conocimiento (sobre todo al principio) de muchas áreas muy separadas (Teología, finanzas, tecnología, Predicación,…etc.), pero es virtualmente imposible que alguien tenga todas esas capacidades al nivel de profundidad que se requerirá más adelante.

 Busca compañeros que te complementen y con los que tengas empatía, un equipo que rema en la misma dirección es la clave de una buena ejecución (lo que es muy diferente del buscar socios para evitar el miedo de la soledad, una muy mala idea)

Los 16 malos hábitos
En definitiva, los 16 malos hábitos Pastorales  a desterrar son:
1. Fracasar por no estar presente.
Manifestaciones repetidas y molestas de comportamiento que indican que preferimos estar en otro lugar, en otro momento o con otra persona. Silva Gonçalves, psicóloga brasileña: “90-9 y 1”. 90% sintonizar el presente, 9% planificar el futuro y 1% revisar el pasado. “No puede haber multitareas en la relación personal”.


2. Muletillas: repetir frases y palabras sin sentido.
El uso excesivo de calificadores verbales sin sentido e innecesarios. Un generador de apatía sutil pero mortal, que distancia al cliente. Por ejemplo, el “pero”, que quiere decir “haga caso omiso de la información previa”. Detén ese comportamiento que ofende.
3. Vender después de lograr el negocio.
La necesidad irresistible de verbalizar y ejecutar cada movimiento posible en el proceso de venta. Es “añadir demasiado valor”. Después de que el cliente ha dicho que sí, el vendedor sigue hablando.
4. Ser selectivo al escuchar.
La ausencia de una escucha activa en presencia del cliente. Es el mayor asesino de empatía: la incapacidad de prestar atención. La escucha no es una habilidad natural, sino adquirida.
5. Establecer contacto sin propósito.
Una comunicación repetida de forma deliberada sin ninguna razón comercial válida (que no esa querer vender algo). Hay que establecer de 4 a 6 contactos antes de que el cliente muestre disposición de comprar. Establecer contacto sin propósito es un asesino de la empatía. El propósito recompensa a nuestros clientes y nos premia a nosotr@s mism@s.
6. Clasificar según la apariencia.
La tendencia de juzgar la motivación y los ingresos de los posibles clientes de forma superficial desde una perspectiva distante. Como Pretty Woman (Julia Roberts) cuando va a comprar a Rodeo Drive: “¡Tengo dinero, de verdad!”
7. Usar la ansiedad como herramienta.
Es “las ventas se cierran el sábado”. Con la ansiedad está el poder coercitivo. Es lo de “me queda el último”. Una variante es tratar de vender cuando el comercial está enfadado.
8. Usted está ahí – Yo estoy por encima.
La necesidad constante de superar a nuestro interlocutor es un esfuerzo por mostrarle al mundo lo inteligentes que somos. En el intento de impresionar a nuestros clientes con nuestra experiencia, se pierde la venta.
9. Exceder la confianza.
El uso de gestos íntimos inadecuados. Saludos demasiados familiares, excesiva familiaridad… Hemos de ser cautelos@s con la formalidad.
10. Ocultar la pasión y la energía.
La tendencia a olvidar que las personas deciden sobre la base de la emoción y más tarde justifican esa emoción con la lógica. La pasión es deseo poderoso, entusiasmo ilimitado, ardor, creer en lo que un@ representa. El 95% de nuestra motivación es inconsciente, y por tanto emocional-
11. Explicar el fracaso.
Comportarse bajo la creencia equivocada de que ser capaz realmente de culpar a otros, mencionar los fallos o hacerse el culpable es suficiente para satisfacer al cliente. No existen excusas en las ventas, y hay una tendencia molesta a explicar mecánicamente por qué se decepcionó al cliente.
12. Evitar decir “lo siento”.
La incapacidad personal de pedir disculpas o aceptar la responsabilidad por una equivocación o daño de la organización o persona. Lo único que podemos controlar es lo que hacemos ahora y lo que haremos la próxima vez.
13. Lanzar a otro al agua.
Sacrificar a un colega, a menudo anónimo, vulnerable y normalmente inocente, al culparlo por un fallo funcional en la que tienes responsabilidad. Se trata de construir una relación personal entre el/la comercial y su cliente.
14. Hacer propaganda.
Exceso de confianza en los temas y en la retórica de la organización. Una cosa es un mensaje deseado, comunicado por la organización, y otra es la intrusión personal y el “insulto” de repetir (literalmente, leer) unas líneas de instrucciones que el/la comercial no cree.
15. Desperdiciar energía.
Tomar parte en discursos autocompasivos y conversaciones para culpar a otros. Son actividades no solo improductivas sino contraproducentes. Se disipa energía emocional y espacio mental.
16. Obsesionarse por las cifras.
Lograr beneficios, margen, productividad está enfocado a expensas de ser promovid@. La obsesión por los números puede dar lugar a dos errores: lo que nosotr@s queremos de la vida y lo que otr@s quieren de nosotr@s. Las cifras deben estar en la planificación, no en la obsesión en el trato (ansiedad). Por ejemplo, podemos atropellar a nuestr@s compañer@s por detalles de poca importancia. 
Bendiciones de Dios si tu vida es guiada por el Dios todopoderoso.
www.franciscojosemartinezg.blogspot.com

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